MILLENNIALS EN EL MUNDO DEL TRABAJO | DISCUSIÓN
DISCUSIÓN
Introducción
Desde el primer momento del
desarrollo de la presente investigación, varios son los temas que resaltan
desde el procedimiento de búsqueda así como la categorización y la revisión de
los resultados, siendo estos principalmente centrados en los lugares producción
de conocimiento y la configuración de la producción y líneas de investigación
en la temática del millennial en el mundo del trabajo – factores centrales de
la investigación heurística-, así como aquellos relacionados con el tema del
trabajo, tales como la flexibilización laboral, el postrabajo desde la
indagación de este grupo generacional y la formación de subjetividad
proveniente de los lugares de producción, la gobernabilidad del sujeto y su
construcción como trabajador-individuo.
Por tanto, que en el
siguiente apartado se realizará la revisión de los temas previamente
mencionados, los cuales son aquellos que permiten ver a profundidad la manera
en la cual se ha estado construyendo la producción literaria en el campo de los
millennials en el ámbito laboral, pero que además permiten una revisión
conceptual acuciosa con relación a cómo se ha configurado la elaboración de las
investigaciones del millennial y la relación entre generación de conocimiento
popular y especializado con respecto a varias dimensiones que un principio se
enmarcan desde el lenguaje, para seguir a su revisión en relación a los lugares
de producción y de construcción del conocimiento, tema que se trabaja desde la
geopolítica y la colonialidad, así como la relación y producción de
subjetivización. Posteriormente se
discute el tema del postrabajo, visto como una esfera meso que media entre el
contexto general de la revisión heurística, frente al proceso de producción del
individuo.
Producción
y lenguaje
Uno de los temas que se reviste de
importancia como resultado de la presente investigación heurística con relación
a los millennials en el ámbito laboral tiene que ver con el número de autores
que publican y la cantidad de publicaciones sobre el mismo tema, así como la
extensión de las mismas publicaciones. Con un principal hincapié en la
comparación entre las publicaciones especializadas frente a las publicaciones
periódicas, así como la relación que aguarda con la creación de líneas de
investigación y temáticas.
El tema de
la producción académica y popular está inscrita en lo concerniente al lenguaje,
aspecto fundamental en la relación de cómo se construye la temática del
millennial y cómo se configura la capacidad de generación de contenido, ya que
“El lenguaje como fenómeno privativo del ser humano: es fundamento y condición
de posibilidad de su forma de vida. En él se plasma y se construye su conducta,
sus instituciones y sus sentimientos.” (Bosso, s.f., p. 2), lo cual se debe a
que la ciencia y la producción de conocimiento no puede separarse del lenguaje,
ya que es aquí en donde sienta sus bases y fundamentos en la inserción del ser
(Walter Mignolo, 2003, Pág. 669, citado por Maldonado-Torres, 2007, Pág. 130).
La
concepción anterior del lenguaje y su constituyente en el ser es derivada de
las formas de geopolítica y colonialidad del conocimiento que fueron expuestas
en la primera parte de la discusión, lo que trae consigo el uso del lenguaje y
la producción como medio para la formación y modificación de los
comportamientos, hecho que a su vez también está vinculado con el tema de la
jerarquización de los idiomas. Esto posibilita que aquellas lenguas de la
metrópolis sean las que primen y sean consideradas como superiores sobre las
locales.
Y es precisamente en este punto en el que se
presenta un factor importante observado en los artículos del corpus de
investigación, de la oposición de dos vertientes principales en el lenguaje: la
del lenguaje ordinario y la del científico; el primero utilizado en las
interacciones sociales cotidianas, y el segundo el usado por los denominados
expertos (Varela, 2009). Una de las
primeras posiciones frente al tema de la divulgación científica y la popular
plantea que las “consecuencias de la divulgación del conocimiento científico es
que muchos de sus términos técnicos son incorporados por las prácticas del
lenguaje ordinario, y se vuelven términos de uso cotidiano, fuera de los
criterios lógicos y metodológicos que lo validan” (Ribes-Iñesta, 2010, Pág.
63).
No obstante,
y en contraposición a lo anterior, son los resultados expuestos en la presente
investigación, que se refieren a la manera en como se ha construido el
conocimiento sobre el millennial en el ámbito laboral. En primera instancia se
debe mencionar que de los 500 artículos, solamente se identifican 19 autores
que hayan escrito más de uno, siendo el más prolífico aquel con siete, todos
desde la producción popular. Así mismo, es en la literatura popular en donde se
concentran los autores con más de una publicación, lo cual permite abrir la
pregunta sobre el por qué no existen líneas de investigación o interés por
parte de los autores de hacer varias publicaciones sobre el tema millennial, lo
que lleva a hipotetizar que el tema de los millennials no se configura como un
aspecto de revisión esencial para la academia y es abarcado como una
posibilidad de publicación porque está de moda.
En general,
la producción sobre el millennial en el corpus de investigación comenzó en el
año 2000 para la literatura popular y en el 2003 para la especializada, pero no
es hasta el año 2008 en las bases especializadas y para el 2013 en las
populares en los que se comienza una producción considerable. Esto se puede
vincular a que es precisamente en estas épocas en las cuáles los millennials
nacidos en la década de los 90 empiezan a laborar, lo cual ligado a la
incertidumbre sobre su manera de gestionar, habría posicionado la publicación
de estos temas en un lugar de interés para el público y productores de
conocimiento.
Además,
surge la inquietud de si el tema de los millennials es importante o no, y cómo
se ha construido una demanda sobre el mismo, así como sobre las exigencias
propias de líneas de investigación o más bien de “gurús” de la administración
generacional que puedan dar respuestas a las inquietudes de los gerentes y
empresarios.
Ligado a lo anterior, la extensión de la
producción de la temática se presenta como indispensable de ser observada, pues
si bien se puede encontrar que a nivel especializado los documentos pueden
llegar a tener hasta 71 páginas, el grueso de las publicaciones académicas se
centra entre una y cuatro páginas, lo cual las posiciona en la misma balanza
que a las publicaciones de la literatura popular, así como a las temáticas que
fueron las mismas en ambos grupos de producción, centrándose en cómo es el
millennial y cómo gestionarlo, lo que suscita la segunda cuestión, ¿Por qué la
literatura académica guarda tanta relación a nivel de extensión y temáticas con
la literatura popular? A partir de esto, se podría pensar que no se tratan de
estudios propiamente dichos que cumplen las exigencias de las revistas
especializadas en las que sus publicaciones deben tener una extensión de 6000 a
8000 palabras, por lo que se podría considerar que algunos de estos documentos
son fruto de apéndices o complementos creados para resolver una demanda del
mercado de manera puntual y sin muchas exigencias, lo que lleva a la
reiteración de conocimiento y a que no haya una nueva producción sobre la
temática.
Entonces,
para saber qué ocurre en el cuerpo de investigación para que se presenten estas
cuestiones, se debe responder y sobre todo contrariar al siguiente argumento
con relación a que la literatura especializada ejerce influencia sobre la
popular, ya que en realidad el lenguaje especializado no se aparta del lenguaje
cotidiano, sino que son fruto del mismo: “En el pensamiento de sentido común de
la vida cotidiana, se encuentra el origen de los tipos llamados constructivos
ideales [...] en las construcciones de las ciencias sociales, son entonces de
segundo grado, o sea, construcciones de las construcciones elaboradas por
quienes actúan en la escena social, cuya conducta debe (ser) observar y
explicar” (Varela, 2009, Pág. 3).
En esta
configuración, dada desde la misma filosofía de Alfred Schultz, quien afirma
que es el mundo del sentido común o el mundo cotidiano el lugar desde donde se
generan las cuestiones formadoras de las temáticas de investigación (Varela,
2009; Ribes-Iñesta, 2010). Se entiende que la relación de las publicaciones
académicas y populares va más allá de los lugares desde donde estas son
generadas, pues es claro que la preocupación nace desde lo cotidiano, y hace un
paso hacia la academia, sin embargo, estas investigaciones de orden
especializado no llegan a la profundidad que se esperaría de ellas,
constituyéndose como superficiales y de tendencia más hacia lo popular.
Al ser la
preocupación principal sobre los millennials de origen cotidiano y desde allí
el lugar donde se demanda que esta información llegue, se puede inferir que las
publicaciones que vayan a dar respuesta y saciedad a estas inquietudes van a
centrar su lenguaje en la manera en que se les está exigiendo: ligero y
conciso, lo cual ocasiona que producciones de mayor complejidad no sean
apetecibles ni claras para los gerentes y administradores de los millennials.
Lo que supone la reducción de las líneas de investigación que busquen dar
respuesta a estas problemáticas, haciendo que quienes trabajen en este tema
encuentren una insatisfacción ontológica que no permita que se revise el factor
del origen temático, que resulta en que predomine el aspecto fenomenológico y a
que desde el lenguaje ordinario se den las respuestas al público que se las
exige, dejando de lado el manejo de marcos conceptuales amplios y trabajando
más en la cuestión generacional.
Por lo
tanto, se puede hipotetizar en primera instancia que el lenguaje y el mundo se
encuentran ligados, y que así mismo, es el lenguaje la manera en la cual se le
da vida y a la vez se le interpreta (Bosso, s.f.). Entonces, es en esta
relación de la literatura especializada y la literatura popular, del lenguaje
ordinario y el lenguaje científico, el lugar en el cual la temática del
millennial en el mundo del trabajo se reviste de mayor importancia. En el que
su origen y desarrollo se ha constituido en el limbo entre ambos, que la
convierte en una temática llamativa por la posibilidad de publicar, así como
por la condición de la misma de evitar la complejidad, que ha llevado a la
constitución actual del corpus de investigación, con publicaciones de rasgos
puntuales y cortos, pero sobre todo, sin profundidad de indagación que genere que
los autores no decidan mantener una línea de investigación, la cual se puede
inferir surge desde los intereses de la academia y el desinterés en profundizar
en una temática más ordinaria que científica.
Geopolítica y colonialidad
Al revisar los lugares de producción, se puede inferir que
estos están completamente centralizados en Estados Unidos y Norte América con
124 artículos (24,8% del corpus de investigación), siendo seguido por
Latinoamérica, con 102 (20,4%). Sin embargo, el alto número de resultados en
Latinoamérica se justifica debido a que 82 de estos pertenecen a Colombia (16,4%), como resultado del uso de bases de datos populares
colombianas. Además, se debe hacer la acotación que de los 262 documentos de la
literatura extraía de las bases de datos populares colombianas, solamente el
31.22% de estos se enfocan en Colombia, trabajando el restante desde un enfoque
internacional, desconocido y norteamericano.
Los datos presentados anteriormente centran su enfoque en un
lugar de producción del conocimiento con relación a la literatura que habla
sobre el millennial en el ámbito laboral en Norte América y Estados Unidos,
hecho que permite hacer la introducción de la geopolítica y la colonialidad
para evidenciar cómo se ha construido este proceso social. Además, y desde una
perspectiva tradicional, se ha evidenciado que los estudios relacionados con la
revisión de la manera como se ha construido el conocimiento y los lugares de
producción no dictan una mirada crítica que vaya más allá de la identificación
del Atlántico Norte como centro del conocimiento ni en las maneras en que se ha
llegado hasta este punto (Pulido-Martínez & Urbina-Barón, 2018). Es por
ello que se constituye como pertinente la consecuente revisión histórica de la
geopolítica y la colonialidad que ayude con la identificación de cómo se ha
llegado a este punto, resultado de la presente investigación heurística.
El término de
geopolítica surge en 1917 por Rudolf Kjellén, sueco considerado el padre de esta
disciplina, en su libro “El estado como forma de vida”. Posteriormente Federico
Ratzel le precede, creando las Siete leyes sobre el crecimiento de los Estados,
en donde se destaca: El Estado aumenta con el crecimiento de la cultura, y el
crecimiento de los Estados está precedido por un aumento de la capacidad de los
ciudadanos (Salas, 2013).
El enfoque de la geopolítica se plantea desde el momento en
que la historia mundial se constituye en una sola, con la colonización de
América, y la construcción de la cultura como centro del nuevo sistema-mundo,
se instaura la presencia de dos agentes fundamentales, el conquistador y el
conquistado, el colonizador y el colonizado, el centro y la periferia, hecho
que constituye la semilla polarizadora que se ha instaurado en el colectivo
mundial, donde las regiones centro son los referentes de conductas y modelos de
imitación, característica que se permea hasta la actualidad, siendo claramente
evidenciable en los resultados de la producción de la literatura millennial, en
los que conceptos y comportamientos de un grupo centralizado y americanizado
son comparables con los recipientes en la periferia occidental (Hernández,
2012).
Lo anterior tiene como consecuencia la aparición de la
ciencia hegemónica instituida en las ciencias humanas que fomenta
principalmente una función cegadora, que individualiza, homogeniza, y superpone
sus conocimientos como válidos universalmente, y genera una visión de la fuerza
laboral mundial como una sola, dando paso desde el uso de los parámetros de la
igualdad impartidos por el capitalismo y el liberalismo, la eliminación local,
así como amansando y domesticando a la periferia, lo cual se traduce en que la
limitación de un grupo social, así como la construcción de campos de estudios
que se consideran fijos, evitando que se generen y fomenten espacios de
creación de conocimientos propios plurivalentes con el reconocimientos de
diversas individualidades (Molinari, 2004; Pulido-Martínez & Sato, 2013;
Castro Orellana, 2014; Pavón-Cuéllar, 2014), hecho que se logra percibir en
gran parte de la revisión del universo de investigación, en el que se presenta
al millennial norteamericano, pero sobre todo, la visión de este grupo de
trabajadores y sus formas de administración en el que existen ciertas reglas y
consideraciones que se deben tener a nivel universal, que podría pensarse son
llevadas a cabo para sacar el mayor provecho a estos trabajadores, generando
así que en los países de las periferias, como puede ser visto Colombia, se
traduzcan estas prácticas en los jóvenes quienes poseen características
individuales y autóctonas del ser latinoamericano las cuales son omitidas o
invisibilizadas.
La primera fase que
va a constituir el pilar argumental de la colonialidad es la colonialidad del
poder, la cual hace referencia a los lugares en donde se han generado patrones
de poder después de la desaparición directa del colonialismo, determinando
entonces lo que históricamente han sido las regiones del Atlántico Norte, en
las cuales sus objetos de producción migran para ser adaptados, replicados e
hibridados para uso local y especializado, lo que trae una constante influencia
en la vida diaria de la metrópolis en la periferia, ya que estas regiones son
aceptadas históricamente por las élites de la periferia, lo que constituirá la
inmersión en la dinámica de los cuerpos de conocimiento (Pulido-Martínez &
Urbina-Barón, 2018), aspectos que son ampliamente observados en las dinámicas
locales colombianas así como en la producción del conocimiento de las bases de
datos populares, las cuales hacen uso de la réplica del saber eurocéntrico
hacia las mecánicas locales, lo cual surge de la típica visión popular de que
lo extranjero es mejor, o de que lo hecho en los países industrializados
reviste mayor importancia y pertinencia, lo que conlleva a una desculturización
y la pérdida de la mirada local (Maldonado-Torres, 2007; Hernández, 2012;
Salas, 2013).
Fruto de lo anterior
es la aparición de América del Norte como foco de producción del conocimiento
millennial, pues es precisamente en este mismo lugar en donde se realizan el
tránsito del saber hacia la región de América Latina. Hecho que se ratifica al
hacer memoria histórica de cómo se dio la producción académica entre 1850 y
1945, en el que por lo menos el 95% eran fruto de Francia, Gran Bretaña,
Alemania, Italia y Estados Unidos (Wallerstein, 1995). Sin embargo, esto no se
genera en la nada, pues las investigaciones de los países de la periferia
suelen aplicar una mímica cientificista de los trabajos y enfoques del norte o
del segundo nivel, dejando huérfana a la realidad local y cotidiana, lo que se
termina convirtiendo en prácticas metodológicas del desconocimiento y
epistemologías de la ignorancia, hecho que es acentuado con las formas de
circulación del saber, pues la misma jerarquización ha fomentado que se den
primicias en la forma en que lo producido llegue a la periferia (Pulido-Martínez, Carvajal-Marín &
Gonzáles, 2013; Adams, Dobles, Gómez, Kurtiş, & Molina, 2015).
La última etapa del ciclo de la colonialidad corresponde a
la instauración en el ser, la cual se convierte en la herramienta de carácter
ontológico, al ser el resultado del efecto del sistema moderno colonial, en el
que el individuo no tiene la oportunidad de expresar y ser con base en su cultura
local, sino que se convierte en el replicador de las conductas de sus
“similares” en la metrópolis (Maldonado-Torres, 2007; Restrepo & Rojas,
2010). Y es que este es un punto
esencial en el proceso de conquista, en la internalización de estructuras
sociales instituidas, en lo que se va a llamar epidermización fruto de las
relaciones de poder (Mignolo, 2013; Arangueren, 2016).
Es a partir de esto en donde lo hegemónico es entendido como
las formas de ser derivadas y originadas del ser europeo y estadounidense, que
se han convertido en el estándar naturalizado para la humanidad global (Slater, 2008; Adams, Dobles, Gómez, Kurtiş
& Molina, 2015), hecho por el cual temas como las características del
millennial, construidas en el espacio de las regiones del Atlántico Norte, se
traducen en experiencias y rasgos que han de ser compartidos por todo el grupo
etario sin importar que estén en lugares completamente diferentes, instaurando
componentes que los diferencian, por lo que aspectos como nombrarlos como la
Generación Peter Pan, la Generación MeMeMe o YoYoYo, cumplen la función de
ofrecerle al mundo una forma de entenderlos; sin embargo, en este mismo punto
se destaca que son pocas las investigaciones latinoamericanas que buscan
diferenciar las maneras en cómo estos jóvenes son categorizados, pues se
considera que el contexto y las características propias de la vida son las que
determinan si alguien es millennial o no, y no solamente el centrarse en
periodos de tiempo para definirlos.
Lastimosamente este tipo de estudios no son tomados
seriamente, ya que el reduccionismo de sus características, sustentado en lo
hegemónico de la ciencia, que dice que estas pueden ser universales y
generalizables, permiten aproximarse a un grupo poblacional de manera más sencilla,
a si se les considerara como individuos particulares que tienen aspectos
propios, lo que termina convirtiendo a los millennials en un grupo de rasgos
inalterables que son los utilizados para su manejo y comprensión, lo que
finalmente es la instauración epidérmica en el ser, ejerciendo sobre el cuerpo
de los jóvenes formas de ser particulares y comportamientos, que de ser
diferentes a estas consideraciones, se les tachará de raros, o lo que es lo
mismo, se les encerrará en la otredad, excluida y reprimida.
Subjetivización
Para comenzar la comprensión de cómo se ha hecho una
inmersión en el tema de la subjetivización de los individuos, se debe recordar
que una generación es un grupo de individuos que han sido definidos por
“características demográficas, influencia de personas, situaciones o cosas
icónicas y exposición a eventos históricos, sociales y culturales, que se
convierten en un punto de referencia común” (Morales & Tavera, 2017, Pág.
1), lo cual ejemplifica unos componentes básicos fundamentales en las maneras
en que los individuos serán configurados.
Resultante de la revisión del corpus de investigación,
emerge una cuestión de importancia que se puede inferir de forma general en
todo el proceso, y es que el grueso de las investigaciones se enfocaron en las
características del millennial y las formas de administración y gestión del
mismo, lo cual se puede inferir como la suposición de cierta conductas
estandarizadas que serán la clave para descifrarlos, siendo entonces, un
proceso en el que a un grupo generacional específico se le estandariza y
homogeniza.
Lo anterior es una muestra del proceso básico del ejercicio
de las ciencias hegemónicas y la gobernabilidad del sujeto, recordando que el
proceso de la disciplina traslada el problema epistemológico hacia la
experiencia del individuo, instaurando en primera instancia la colonización
cultural y social para luego hacer el tránsito hacia la influencia de las
individualidades. Además, ha de ser recordado que la cultura es la red superior
que permea en el individuo, configurando normas y valores que serán
interiorizados (Mead, 1991).
Frente a esta constitución colonizadora se identifica la
tensión entre los ejercicios de poder sobre y contra, los cuales también se
pueden comprender como lo instituido y lo instituyente, procesos en el que se
ponderan unos conocimientos sobre otros, pero en donde principalmente se
establecen unas formas de ser que son consideradas las correctas, por lo que el
sujeto está puesto en cuestionamiento entre alinearse a las condiciones que la
sociedad y la cultura establece sobre él o salirse de estas (Foucault, 1991;
Schvarstein, 1991).
Por lo tanto, el individuo millennial se encuentra en el
medio de un sistema moderno colonial en el que sin importar el lugar en el cual
se desarrolle, su identidad será producida continuamente independientemente de
cómo correspondan esto a la realidad. No obstante, el factor principal está en
el momento en que la constitución social de grupo establece unos estándares
necesarios y por lo tanto obligatorios, en el que el “control social dependerá
del grado en el que el individuo asuma las actitudes de aquellos que están
implicados con él en sus actividades sociales.” (Mead, 1991, Pág. 184),
recordando que la separación de este proceso es complicada debido a la misma
constitución de la sociedad y de los grupos, la cual es la interacción, en el
que la acción de cada persona hacer parte del sistema mayor, en el colectivo,
el cual también establece unas instituyentes sobre sus individuos.
Los individuos que conforman este grupo etario, responden a
unas contingencias particulares dadas por el mundo laboral, hecho de
importancia ya que, tal como lo menciona Mead (2001), el trabajo son acciones
en común que surgen con un fin social en el que están interesados, mediante el
cual intentan obtener placer y evitar el sufrimiento; en el que además el
individuo encuentra en este establecimiento social estímulos y conductas que
funcionan al estilo de imitación y semejanza (Mead, 1991).
Como resultado de las contingencias anteriores emergen las
ya mencionadas implicaciones de la
subjetivización hacia el individuo, las cuales nacen en la manera en que la
literatura comienza a configurar al ser, así como en el momento en que los
agentes de poder en las empresas consideran a una población determinada con
ciertas características, las cuales, estos entran a asimilar o a considerar en
sus maneras de ser, lo que se termina convirtiendo en las expresiones tales
como, “soy así porque así es mi generación”, o discursos de las empresas hacia
los individuos con la misma significancia.
Entonces, la incursión de la observación e imitación de los
referentes conductuales se traduce en comportamientos y rasgos adquiridos en la
interacción y significancia de los mismos propios u del grupo particular,
debido a que el individuo está en una constante búsqueda de sentido de
identidad por lo que estas referencias que se le establecen se presentan como
una oportunidad de ser aceptado e integrado (Erikson, 1968; Blumer, 2000).
Sin embargo, es importante mencionar que existen otros
factores particulares que hacen que dicho proceso de gobernabilidad y
subjetivización del individuo millennial se frenen, y tiene que ver con la
clara afirmación de que “La trayectoria vital es propia e irrepetible en cada
persona.” (Coll, Marchesi y Palacios, 1999, p. 257), lo cual no es más que la
misma realidad que constituye el ser, sus propias experiencias y
significancias. Si bien, factores como estos, en el que se mencionan que hay
diversos tipos de millennials, o en los mismos en los que se dice que hay
tantas formas de ser millennial como individuos pertenecientes, suelen ser
pocas comparadas con el otro lado de la moneda, hecho que acentúa la visión que
recae sobre el individuo y sus formas de ser desde las estrategias de
administración y gestión de la fuerza laboral, en las que si bien se propone
cómo deben ser en la variabilidad y diferenciación propia de cada ser humano,
lo que se contrapone y discute es si realmente dichas tareas de uniformación se
constituyen como plausibles o más bien muy difíciles de alcanzar, por no decir
imposibles. Estas articulaciones conceptuales se proponen de forma tentativa,
con el fin de interpretar los resultados, que a su vez están señalando los
caminos por donde se puede -conceptualmente- continuar la investigación.
Postrabajo y
flexibilización
Revisado del grueso de los documentos (la literatura popular
con 52,4% del Corpus de Investigación), así como aquellos que están más
cercanos al público general, hay en los títulos que en una primera revisión
parecen estar centrados sobre los Millennials, es decir que entienden a los
Millennials como fuente o punto de referencia. No obstante, en una mirada más
profunda, esto se puede traducir en una comprensión unilateral de su
interacción con el contexto, o una degradación de esta última en cuanto a su determinación
en la configuración del mundo actual del trabajo.
Es así como en la primera categoría de los resultados de los
títulos “Características de los millennials” que abarca casi un 30% de la
totalidad de la base de datos, se encuentran títulos relacionados con el
comportamiento y conceptualizaciones de estos, en el que el volumen de
documentos representa un énfasis en el ser “Millennial” y cómo entenderlos a
partir de características que se tratan como propias de este grupo de personas
y no de su entorno. Lo que se encuentra directamente relacionado con la quinta
categoría “Efecto del millennial en el mundo” que constituye el 10,3% de los
documentos y se compone de títulos que se concentran en un impacto de los
Millennials sobre la sociedad, y no al inverso. Ambas se dirigen a establecer
formas de ver el mundo del trabajo y las condiciones actuales del mismo, a
partir de la actuación futura de los millennials sobre su entorno y de las
conceptualizaciones que rodean a este grupo.
Algo similar ocurre en la segunda categoría, “Atracción,
retención y rotación” que representa el
17,9% de los títulos y tiene un énfasis importante en la motivación, que
muestra como hay una lógica para comprender o hacer comprender la contratación
y vinculación desde la emocionalidad de la persona, con la pretensión de situar
los intereses del trabajador como punto focal sobre el cual se estructura la
dinámica de la rotación laboral y en cierto modo los espacios de trabajo, que
según el 11,4% de los títulos “tipos de
trabajo y lugares de trabajo” también parecen entenderse desde el interés que
tienen los millennials por uno u otro tipo de trabajo, ignorando o
profundizando muy poco en la posibilidad de que estén condicionados por
determinadas formas de prácticas establecidas en el mundo contemporáneo. Esto
nos lleva entender parcialmente la realidad del trabajador millennial que no
solo ha de enfrentarse a los estereotipos impuestos, sino que ha de confrontar
a las nuevas dinámicas que han surgido en el mundo laboral, que se sobreponen a
sus características y difuminan las diferencias y la importancia de entender a
los sujetos, pero también a sus condiciones.
Ahora, lo que le depara al trabajador millennial una vez
tenga que sumergirse en este océano de incertidumbre, conocido como trabajo, es
una cuestión fundamental, ya que estas personas, así como el mundo, se han ido
desarrollando a lo largo del tiempo con el surgimiento de nuevas tecnologías y
exigencias, lo que ha generado variables y cambios en diferentes niveles, y que
se ha terminado traduciendo en la flexibilización laboral y el asentamiento de
ciertas características agrupadas como postrabajo.
Se entiende que tanto el postrabajo como la flexibilización
laboral son problemas mutuamente dependientes donde el postrabajo es
comprendido desde la perspectiva de Misseri (2016), el cual lo explica desde
una mirada utópica y brinda un panorama interesante para entender cómo en el
postrabajo busca transformar y concebir al trabajo tradicional a partir de
cambios esenciales como son la distribución de tareas y riquezas para permitir
formas de trabajo libre evitando la subyugación ejercida por la necesidad
imperante de apegarse a un sistema o padecer ante este.
Pero el postrabajo no es un proceso consecuente de la acción
directa de unos individuos, sino que se encuentra en interrelación con cambios
a nivel mundial, consecuentes de la globalización que le han exigido a que
tanto empleadores como empleados adquieran características que les permitan
navegar en la incertidumbre, el libre mercado y la competencia, provocando que
los miembros este grupo etario entren a trabajar desde los 18 años en un campo
laboral que llevaba casi dos décadas implementando poco a poco ciertos rasgos
necesarios para la supervivencia económica, factor que generó que todos los
“millennials” se vieran afectados y tuvieran que adaptarse. Por esto hay que
reconocer los vacíos que deja un énfasis exacerbado en el individuo y no en su
campo de acción, como fue observado en el análisis de los títulos que generan
varias ideas alrededor del mundo actual del trabajo como consecuencia constante
de la acción y el ser millennial.
Es así que es importante retomar títulos no tan comunes en
los resultados obtenidos de tipo “Las startups digitales se están ‘robando’ el
talento de las empresas tradicionales”
donde se puede hacer inferencias de cómo se está y se va a transformar
el mercado laboral, en el cual las nuevas generaciones van a apostar por crear
o hacer parte de estas empresas emergentes que a diferencia de las tradicionales
se mueven en mercados más inestables, o hacer parte de emprendimientos cuyo
objetivo es el de generar autoempleo o cargos para así evitar el desgaste de
pelearse por las limitadas opciones de trabajo (Gualteros, 2014), hecho que se
fomenta a nivel colombiano como resultado de las tasas de desempleo de las
mujeres que completaron la educación universitaria fue de 10,5% y la de los
hombres 9,2% (DANE, 2017). Lo que muestra cómo puede darse la posibilidad de
que las consideraciones actuales sobre el mundo del trabajo y los mismos
Millennials no sean tanto por el interés o acción propia de esta población,
sino por condiciones que coinciden y moldean la generación y se mezclan con sus
características, de forma que puede que el Millennial no sea realmente como se
caracterice, sino que se confundan sus condiciones por sus características
propias.
Otro tipo de título
que llama la atención en la investigación son los relacionados a cómo el uso de
espacios físicos para el desarrollo de un trabajo que está cambiando, por
ejemplo: “Oficinas del futuro serán lugares de uso ocasional: informe”. Según
este tipo de títulos se evidencia como ya la transformación del trabajo
tradicional se está gestando, ya sea por una flexibilización del horario y
lugar de trabajo o por que la necesidad de reunirse en espacios físicos para
cumplir una labor es innecesaria, hipotetizando que ya no hay justificación
para encuentros físicos debido a los avances tecnológicos de la humanidad,
diluyendo de esta manera los límites que existen entre lo público y lo privado,
y problematizando los límites del trabajo y la vida privada (Gualteros, 2014).
Paralelo a lo anterior, se ha venido desarrollando la
flexibilización que se puede comprender como la reducción de beneficios de los
trabajadores generando un conflicto entre los empleadores y el empleado. Esta
flexibilización posee diversos orígenes, pero el que plantea Añez (2014) surge
y se afianza con la globalización, en donde en la búsqueda de mantener una
competitividad en el mercado y generar nuevos productos las empresas sacrifican
los salarios y demás beneficios de sus empleados en pro de mantener y gestionar
otras áreas de la organización que generan mayores beneficios.
Con la consideración de lo que es flexibilización se
identifican puntos afines a lo visto en la literatura en el caso de: el manejo
de horarios, el salario, la inestabilidad laboral y demás desprotecciones. En
un primer momento se encontraron
artículos que implícitamente hacen referencia a lo que se conoce en la
actualidad como salario emocional
ejemplo: “Salarios emocionales” donde según la AEC (Asociación española
para la calidad) (s.f) este tipo de remuneración se caracteriza por no ser de
carácter monetario sino, que apunta a la satisfacción de las necesidades de los
colaboradores, siendo en primera instancia algo positivo tanto para el
trabajador como el empleador, que por medio de esta modalidad, y de acuerdo a
la AEC (s.f), se reducen los índices de rotación del personal, los niveles de
ausentismo, entre otros. Pero existen casos en los que no se le aclara al
trabajador que ese salario -retribución que va a obtener por sus servicios- no
es monetario, sino que son los beneficios que brinda la empresa generando
inconformidad entre las partes en cuestión. Otros títulos que evidencian el uso
del salario emocional son: “El trabajo debe ser divertido” donde se da la
impresión de que se están dando estos beneficios sobre los monetarios; o “No
sólo la remuneración es clave a la hora de contratar” haciendo referencia a que
no solo alcanza el salario para la generación millennial sino que también se
han de presentar beneficios que atraigan a las personas.
En una segunda instancia se encuentra el tema de la
flexibilidad horaria, haciendo hincapié con la flexibilización interna, la cual
González (2010 citado por Zambrano & Jiménez, 2016 Pág. 18) explica que se
da en el momento en el cual un trabajador no posee horario fijo y realiza
múltiples funciones. En este caso, y con
relación a ser millennial, se encuentra que esta generación opta y acepta el
uso de un horario flexible encontrándose títulos como: “Flexibilidad horaria, más importante que
sueldo para los 'millennials'” o “ "Jornada laboral, un sistema que no
soportan los ‘Y’” donde se evidencia que no solo la literatura reconoce que hay
un grupo significativo dentro de esta generación que apoya una flexibilidad
horaria sino que también es un factor decisivo a la hora de retener y
satisfacer a los millennials.
Otro aspecto relacionado con la flexibilidad y los
millennial en el mundo laboral son los problemas que se generan entorno a la
inestabilidad laboral, siendo propiciado también por una relación laboral
atípica entre el empleador y el empleado (Añez, 2014), en la que gracias a la
flexibilización y la restricción de beneficios para los trabajadores se genera
una atmósfera de incertidumbre que carcome un vínculo sano. De esto se encontró
los siguientes títulos: “La desestabilidad laboral” haciendo referencia directa
a la existencia de esta situación - ya sea por o con los millennials-, así como
“Trabajadores ven cada día más lejos su jubilación” resaltando las posibles
situaciones de precarización de los trabajadores en el mercado laboral actual.
Por último, se encuentra que, si bien no es concluyente la
relación entre millennials, postrabajo y flexibilidad, tampoco se puede
descartar que entre estos tres agentes se está produciendo un cambio
vertiginoso hacia una nueva forma de trabajo. Que en un futuro se podrá juzgar
por sus aportes o impedimentos en el desarrollo de la sociedad, no obstante, de
lo recopilado en la investigación se puede vislumbrar que -como el título de un
texto lo indica- “Los millennials exigen mayor flexibilidad laboral” tal vez
porque esto es lo que el mundo del trabajo les posibilita y requiere.
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