MILLENNIALS EN EL MUNDO DEL TRABAJO | DISCUSIÓN


DISCUSIÓN

Introducción
            Desde el primer momento del desarrollo de la presente investigación, varios son los temas que resaltan desde el procedimiento de búsqueda así como la categorización y la revisión de los resultados, siendo estos principalmente centrados en los lugares producción de conocimiento y la configuración de la producción y líneas de investigación en la temática del millennial en el mundo del trabajo – factores centrales de la investigación heurística-, así como aquellos relacionados con el tema del trabajo, tales como la flexibilización laboral, el postrabajo desde la indagación de este grupo generacional y la formación de subjetividad proveniente de los lugares de producción, la gobernabilidad del sujeto y su construcción como trabajador-individuo.
 Por tanto, que en el siguiente apartado se realizará la revisión de los temas previamente mencionados, los cuales son aquellos que permiten ver a profundidad la manera en la cual se ha estado construyendo la producción literaria en el campo de los millennials en el ámbito laboral, pero que además permiten una revisión conceptual acuciosa con relación a cómo se ha configurado la elaboración de las investigaciones del millennial y la relación entre generación de conocimiento popular y especializado con respecto a varias dimensiones que un principio se enmarcan desde el lenguaje, para seguir a su revisión en relación a los lugares de producción y de construcción del conocimiento, tema que se trabaja desde la geopolítica y la colonialidad, así como la relación y producción de subjetivización.  Posteriormente se discute el tema del postrabajo, visto como una esfera meso que media entre el contexto general de la revisión heurística, frente al proceso de producción del individuo.

 Producción y lenguaje
            Uno de los temas que se reviste de importancia como resultado de la presente investigación heurística con relación a los millennials en el ámbito laboral tiene que ver con el número de autores que publican y la cantidad de publicaciones sobre el mismo tema, así como la extensión de las mismas publicaciones. Con un principal hincapié en la comparación entre las publicaciones especializadas frente a las publicaciones periódicas, así como la relación que aguarda con la creación de líneas de investigación y temáticas.
El tema de la producción académica y popular está inscrita en lo concerniente al lenguaje, aspecto fundamental en la relación de cómo se construye la temática del millennial y cómo se configura la capacidad de generación de contenido, ya que “El lenguaje como fenómeno privativo del ser humano: es fundamento y condición de posibilidad de su forma de vida. En él se plasma y se construye su conducta, sus instituciones y sus sentimientos.” (Bosso, s.f., p. 2), lo cual se debe a que la ciencia y la producción de conocimiento no puede separarse del lenguaje, ya que es aquí en donde sienta sus bases y fundamentos en la inserción del ser (Walter Mignolo, 2003, Pág. 669, citado por Maldonado-Torres, 2007, Pág. 130).
La concepción anterior del lenguaje y su constituyente en el ser es derivada de las formas de geopolítica y colonialidad del conocimiento que fueron expuestas en la primera parte de la discusión, lo que trae consigo el uso del lenguaje y la producción como medio para la formación y modificación de los comportamientos, hecho que a su vez también está vinculado con el tema de la jerarquización de los idiomas. Esto posibilita que aquellas lenguas de la metrópolis sean las que primen y sean consideradas como superiores sobre las locales.
 Y es precisamente en este punto en el que se presenta un factor importante observado en los artículos del corpus de investigación, de la oposición de dos vertientes principales en el lenguaje: la del lenguaje ordinario y la del científico; el primero utilizado en las interacciones sociales cotidianas, y el segundo el usado por los denominados expertos (Varela, 2009).  Una de las primeras posiciones frente al tema de la divulgación científica y la popular plantea que las “consecuencias de la divulgación del conocimiento científico es que muchos de sus términos técnicos son incorporados por las prácticas del lenguaje ordinario, y se vuelven términos de uso cotidiano, fuera de los criterios lógicos y metodológicos que lo validan” (Ribes-Iñesta, 2010, Pág. 63).
No obstante, y en contraposición a lo anterior, son los resultados expuestos en la presente investigación, que se refieren a la manera en como se ha construido el conocimiento sobre el millennial en el ámbito laboral. En primera instancia se debe mencionar que de los 500 artículos, solamente se identifican 19 autores que hayan escrito más de uno, siendo el más prolífico aquel con siete, todos desde la producción popular. Así mismo, es en la literatura popular en donde se concentran los autores con más de una publicación, lo cual permite abrir la pregunta sobre el por qué no existen líneas de investigación o interés por parte de los autores de hacer varias publicaciones sobre el tema millennial, lo que lleva a hipotetizar que el tema de los millennials no se configura como un aspecto de revisión esencial para la academia y es abarcado como una posibilidad de publicación porque está de moda.
En general, la producción sobre el millennial en el corpus de investigación comenzó en el año 2000 para la literatura popular y en el 2003 para la especializada, pero no es hasta el año 2008 en las bases especializadas y para el 2013 en las populares en los que se comienza una producción considerable. Esto se puede vincular a que es precisamente en estas épocas en las cuáles los millennials nacidos en la década de los 90 empiezan a laborar, lo cual ligado a la incertidumbre sobre su manera de gestionar, habría posicionado la publicación de estos temas en un lugar de interés para el público y productores de conocimiento.
Además, surge la inquietud de si el tema de los millennials es importante o no, y cómo se ha construido una demanda sobre el mismo, así como sobre las exigencias propias de líneas de investigación o más bien de “gurús” de la administración generacional que puedan dar respuestas a las inquietudes de los gerentes y empresarios.
 Ligado a lo anterior, la extensión de la producción de la temática se presenta como indispensable de ser observada, pues si bien se puede encontrar que a nivel especializado los documentos pueden llegar a tener hasta 71 páginas, el grueso de las publicaciones académicas se centra entre una y cuatro páginas, lo cual las posiciona en la misma balanza que a las publicaciones de la literatura popular, así como a las temáticas que fueron las mismas en ambos grupos de producción, centrándose en cómo es el millennial y cómo gestionarlo, lo que suscita la segunda cuestión, ¿Por qué la literatura académica guarda tanta relación a nivel de extensión y temáticas con la literatura popular? A partir de esto, se podría pensar que no se tratan de estudios propiamente dichos que cumplen las exigencias de las revistas especializadas en las que sus publicaciones deben tener una extensión de 6000 a 8000 palabras, por lo que se podría considerar que algunos de estos documentos son fruto de apéndices o complementos creados para resolver una demanda del mercado de manera puntual y sin muchas exigencias, lo que lleva a la reiteración de conocimiento y a que no haya una nueva producción sobre la temática.
Entonces, para saber qué ocurre en el cuerpo de investigación para que se presenten estas cuestiones, se debe responder y sobre todo contrariar al siguiente argumento con relación a que la literatura especializada ejerce influencia sobre la popular, ya que en realidad el lenguaje especializado no se aparta del lenguaje cotidiano, sino que son fruto del mismo: “En el pensamiento de sentido común de la vida cotidiana, se encuentra el origen de los tipos llamados constructivos ideales [...] en las construcciones de las ciencias sociales, son entonces de segundo grado, o sea, construcciones de las construcciones elaboradas por quienes actúan en la escena social, cuya conducta debe (ser) observar y explicar” (Varela, 2009, Pág. 3).
En esta configuración, dada desde la misma filosofía de Alfred Schultz, quien afirma que es el mundo del sentido común o el mundo cotidiano el lugar desde donde se generan las cuestiones formadoras de las temáticas de investigación (Varela, 2009; Ribes-Iñesta, 2010). Se entiende que la relación de las publicaciones académicas y populares va más allá de los lugares desde donde estas son generadas, pues es claro que la preocupación nace desde lo cotidiano, y hace un paso hacia la academia, sin embargo, estas investigaciones de orden especializado no llegan a la profundidad que se esperaría de ellas, constituyéndose como superficiales y de tendencia más hacia lo popular.
Al ser la preocupación principal sobre los millennials de origen cotidiano y desde allí el lugar donde se demanda que esta información llegue, se puede inferir que las publicaciones que vayan a dar respuesta y saciedad a estas inquietudes van a centrar su lenguaje en la manera en que se les está exigiendo: ligero y conciso, lo cual ocasiona que producciones de mayor complejidad no sean apetecibles ni claras para los gerentes y administradores de los millennials. Lo que supone la reducción de las líneas de investigación que busquen dar respuesta a estas problemáticas, haciendo que quienes trabajen en este tema encuentren una insatisfacción ontológica que no permita que se revise el factor del origen temático, que resulta en que predomine el aspecto fenomenológico y a que desde el lenguaje ordinario se den las respuestas al público que se las exige, dejando de lado el manejo de marcos conceptuales amplios y trabajando más en la cuestión generacional.
Por lo tanto, se puede hipotetizar en primera instancia que el lenguaje y el mundo se encuentran ligados, y que así mismo, es el lenguaje la manera en la cual se le da vida y a la vez se le interpreta (Bosso, s.f.). Entonces, es en esta relación de la literatura especializada y la literatura popular, del lenguaje ordinario y el lenguaje científico, el lugar en el cual la temática del millennial en el mundo del trabajo se reviste de mayor importancia. En el que su origen y desarrollo se ha constituido en el limbo entre ambos, que la convierte en una temática llamativa por la posibilidad de publicar, así como por la condición de la misma de evitar la complejidad, que ha llevado a la constitución actual del corpus de investigación, con publicaciones de rasgos puntuales y cortos, pero sobre todo, sin profundidad de indagación que genere que los autores no decidan mantener una línea de investigación, la cual se puede inferir surge desde los intereses de la academia y el desinterés en profundizar en una temática más ordinaria que científica.

Geopolítica y colonialidad
Al revisar los lugares de producción, se puede inferir que estos están completamente centralizados en Estados Unidos y Norte América con 124 artículos (24,8% del corpus de investigación), siendo seguido por Latinoamérica, con 102 (20,4%). Sin embargo, el alto número de resultados en Latinoamérica se justifica debido a que 82 de estos pertenecen a Colombia (16,4%), como resultado del uso de bases de datos populares colombianas. Además, se debe hacer la acotación que de los 262 documentos de la literatura extraía de las bases de datos populares colombianas, solamente el 31.22% de estos se enfocan en Colombia, trabajando el restante desde un enfoque internacional, desconocido y norteamericano.
Los datos presentados anteriormente centran su enfoque en un lugar de producción del conocimiento con relación a la literatura que habla sobre el millennial en el ámbito laboral en Norte América y Estados Unidos, hecho que permite hacer la introducción de la geopolítica y la colonialidad para evidenciar cómo se ha construido este proceso social. Además, y desde una perspectiva tradicional, se ha evidenciado que los estudios relacionados con la revisión de la manera como se ha construido el conocimiento y los lugares de producción no dictan una mirada crítica que vaya más allá de la identificación del Atlántico Norte como centro del conocimiento ni en las maneras en que se ha llegado hasta este punto (Pulido-Martínez & Urbina-Barón, 2018). Es por ello que se constituye como pertinente la consecuente revisión histórica de la geopolítica y la colonialidad que ayude con la identificación de cómo se ha llegado a este punto, resultado de la presente investigación heurística.
 El término de geopolítica surge en 1917 por Rudolf Kjellén, sueco considerado el padre de esta disciplina, en su libro “El estado como forma de vida”. Posteriormente Federico Ratzel le precede, creando las Siete leyes sobre el crecimiento de los Estados, en donde se destaca: El Estado aumenta con el crecimiento de la cultura, y el crecimiento de los Estados está precedido por un aumento de la capacidad de los ciudadanos (Salas, 2013).
El enfoque de la geopolítica se plantea desde el momento en que la historia mundial se constituye en una sola, con la colonización de América, y la construcción de la cultura como centro del nuevo sistema-mundo, se instaura la presencia de dos agentes fundamentales, el conquistador y el conquistado, el colonizador y el colonizado, el centro y la periferia, hecho que constituye la semilla polarizadora que se ha instaurado en el colectivo mundial, donde las regiones centro son los referentes de conductas y modelos de imitación, característica que se permea hasta la actualidad, siendo claramente evidenciable en los resultados de la producción de la literatura millennial, en los que conceptos y comportamientos de un grupo centralizado y americanizado son comparables con los recipientes en la periferia occidental (Hernández, 2012).
Lo anterior tiene como consecuencia la aparición de la ciencia hegemónica instituida en las ciencias humanas que fomenta principalmente una función cegadora, que individualiza, homogeniza, y superpone sus conocimientos como válidos universalmente, y genera una visión de la fuerza laboral mundial como una sola, dando paso desde el uso de los parámetros de la igualdad impartidos por el capitalismo y el liberalismo, la eliminación local, así como amansando y domesticando a la periferia, lo cual se traduce en que la limitación de un grupo social, así como la construcción de campos de estudios que se consideran fijos, evitando que se generen y fomenten espacios de creación de conocimientos propios plurivalentes con el reconocimientos de diversas individualidades (Molinari, 2004; Pulido-Martínez & Sato, 2013; Castro Orellana, 2014; Pavón-Cuéllar, 2014), hecho que se logra percibir en gran parte de la revisión del universo de investigación, en el que se presenta al millennial norteamericano, pero sobre todo, la visión de este grupo de trabajadores y sus formas de administración en el que existen ciertas reglas y consideraciones que se deben tener a nivel universal, que podría pensarse son llevadas a cabo para sacar el mayor provecho a estos trabajadores, generando así que en los países de las periferias, como puede ser visto Colombia, se traduzcan estas prácticas en los jóvenes quienes poseen características individuales y autóctonas del ser latinoamericano las cuales son omitidas o invisibilizadas.
 La primera fase que va a constituir el pilar argumental de la colonialidad es la colonialidad del poder, la cual hace referencia a los lugares en donde se han generado patrones de poder después de la desaparición directa del colonialismo, determinando entonces lo que históricamente han sido las regiones del Atlántico Norte, en las cuales sus objetos de producción migran para ser adaptados, replicados e hibridados para uso local y especializado, lo que trae una constante influencia en la vida diaria de la metrópolis en la periferia, ya que estas regiones son aceptadas históricamente por las élites de la periferia, lo que constituirá la inmersión en la dinámica de los cuerpos de conocimiento (Pulido-Martínez & Urbina-Barón, 2018), aspectos que son ampliamente observados en las dinámicas locales colombianas así como en la producción del conocimiento de las bases de datos populares, las cuales hacen uso de la réplica del saber eurocéntrico hacia las mecánicas locales, lo cual surge de la típica visión popular de que lo extranjero es mejor, o de que lo hecho en los países industrializados reviste mayor importancia y pertinencia, lo que conlleva a una desculturización y la pérdida de la mirada local (Maldonado-Torres, 2007; Hernández, 2012; Salas, 2013).
 Fruto de lo anterior es la aparición de América del Norte como foco de producción del conocimiento millennial, pues es precisamente en este mismo lugar en donde se realizan el tránsito del saber hacia la región de América Latina. Hecho que se ratifica al hacer memoria histórica de cómo se dio la producción académica entre 1850 y 1945, en el que por lo menos el 95% eran fruto de Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Estados Unidos (Wallerstein, 1995). Sin embargo, esto no se genera en la nada, pues las investigaciones de los países de la periferia suelen aplicar una mímica cientificista de los trabajos y enfoques del norte o del segundo nivel, dejando huérfana a la realidad local y cotidiana, lo que se termina convirtiendo en prácticas metodológicas del desconocimiento y epistemologías de la ignorancia, hecho que es acentuado con las formas de circulación del saber, pues la misma jerarquización ha fomentado que se den primicias en la forma en que lo producido llegue a la periferia  (Pulido-Martínez, Carvajal-Marín & Gonzáles, 2013; Adams, Dobles, Gómez, Kurtiş, & Molina, 2015).
La última etapa del ciclo de la colonialidad corresponde a la instauración en el ser, la cual se convierte en la herramienta de carácter ontológico, al ser el resultado del efecto del sistema moderno colonial, en el que el individuo no tiene la oportunidad de expresar y ser con base en su cultura local, sino que se convierte en el replicador de las conductas de sus “similares” en la metrópolis (Maldonado-Torres, 2007; Restrepo & Rojas, 2010).  Y es que este es un punto esencial en el proceso de conquista, en la internalización de estructuras sociales instituidas, en lo que se va a llamar epidermización fruto de las relaciones de poder (Mignolo, 2013; Arangueren, 2016).
Es a partir de esto en donde lo hegemónico es entendido como las formas de ser derivadas y originadas del ser europeo y estadounidense, que se han convertido en el estándar naturalizado para la humanidad global  (Slater, 2008; Adams, Dobles, Gómez, Kurtiş & Molina, 2015), hecho por el cual temas como las características del millennial, construidas en el espacio de las regiones del Atlántico Norte, se traducen en experiencias y rasgos que han de ser compartidos por todo el grupo etario sin importar que estén en lugares completamente diferentes, instaurando componentes que los diferencian, por lo que aspectos como nombrarlos como la Generación Peter Pan, la Generación MeMeMe o YoYoYo, cumplen la función de ofrecerle al mundo una forma de entenderlos; sin embargo, en este mismo punto se destaca que son pocas las investigaciones latinoamericanas que buscan diferenciar las maneras en cómo estos jóvenes son categorizados, pues se considera que el contexto y las características propias de la vida son las que determinan si alguien es millennial o no, y no solamente el centrarse en periodos de tiempo para definirlos.
Lastimosamente este tipo de estudios no son tomados seriamente, ya que el reduccionismo de sus características, sustentado en lo hegemónico de la ciencia, que dice que estas pueden ser universales y generalizables, permiten aproximarse a un grupo poblacional de manera más sencilla, a si se les considerara como individuos particulares que tienen aspectos propios, lo que termina convirtiendo a los millennials en un grupo de rasgos inalterables que son los utilizados para su manejo y comprensión, lo que finalmente es la instauración epidérmica en el ser, ejerciendo sobre el cuerpo de los jóvenes formas de ser particulares y comportamientos, que de ser diferentes a estas consideraciones, se les tachará de raros, o lo que es lo mismo, se les encerrará en la otredad, excluida y reprimida.

Subjetivización 
Para comenzar la comprensión de cómo se ha hecho una inmersión en el tema de la subjetivización de los individuos, se debe recordar que una generación es un grupo de individuos que han sido definidos por “características demográficas, influencia de personas, situaciones o cosas icónicas y exposición a eventos históricos, sociales y culturales, que se convierten en un punto de referencia común” (Morales & Tavera, 2017, Pág. 1), lo cual ejemplifica unos componentes básicos fundamentales en las maneras en que los individuos serán configurados.
Resultante de la revisión del corpus de investigación, emerge una cuestión de importancia que se puede inferir de forma general en todo el proceso, y es que el grueso de las investigaciones se enfocaron en las características del millennial y las formas de administración y gestión del mismo, lo cual se puede inferir como la suposición de cierta conductas estandarizadas que serán la clave para descifrarlos, siendo entonces, un proceso en el que a un grupo generacional específico se le estandariza y homogeniza.
Lo anterior es una muestra del proceso básico del ejercicio de las ciencias hegemónicas y la gobernabilidad del sujeto, recordando que el proceso de la disciplina traslada el problema epistemológico hacia la experiencia del individuo, instaurando en primera instancia la colonización cultural y social para luego hacer el tránsito hacia la influencia de las individualidades. Además, ha de ser recordado que la cultura es la red superior que permea en el individuo, configurando normas y valores que serán interiorizados (Mead, 1991).
Frente a esta constitución colonizadora se identifica la tensión entre los ejercicios de poder sobre y contra, los cuales también se pueden comprender como lo instituido y lo instituyente, procesos en el que se ponderan unos conocimientos sobre otros, pero en donde principalmente se establecen unas formas de ser que son consideradas las correctas, por lo que el sujeto está puesto en cuestionamiento entre alinearse a las condiciones que la sociedad y la cultura establece sobre él o salirse de estas (Foucault, 1991; Schvarstein, 1991).
Por lo tanto, el individuo millennial se encuentra en el medio de un sistema moderno colonial en el que sin importar el lugar en el cual se desarrolle, su identidad será producida continuamente independientemente de cómo correspondan esto a la realidad. No obstante, el factor principal está en el momento en que la constitución social de grupo establece unos estándares necesarios y por lo tanto obligatorios, en el que el “control social dependerá del grado en el que el individuo asuma las actitudes de aquellos que están implicados con él en sus actividades sociales.” (Mead, 1991, Pág. 184), recordando que la separación de este proceso es complicada debido a la misma constitución de la sociedad y de los grupos, la cual es la interacción, en el que la acción de cada persona hacer parte del sistema mayor, en el colectivo, el cual también establece unas instituyentes sobre sus individuos.
Los individuos que conforman este grupo etario, responden a unas contingencias particulares dadas por el mundo laboral, hecho de importancia ya que, tal como lo menciona Mead (2001), el trabajo son acciones en común que surgen con un fin social en el que están interesados, mediante el cual intentan obtener placer y evitar el sufrimiento; en el que además el individuo encuentra en este establecimiento social estímulos y conductas que funcionan al estilo de imitación y semejanza (Mead, 1991).
Como resultado de las contingencias anteriores emergen las ya mencionadas  implicaciones de la subjetivización hacia el individuo, las cuales nacen en la manera en que la literatura comienza a configurar al ser, así como en el momento en que los agentes de poder en las empresas consideran a una población determinada con ciertas características, las cuales, estos entran a asimilar o a considerar en sus maneras de ser, lo que se termina convirtiendo en las expresiones tales como, “soy así porque así es mi generación”, o discursos de las empresas hacia los individuos con la misma significancia.    
Entonces, la incursión de la observación e imitación de los referentes conductuales se traduce en comportamientos y rasgos adquiridos en la interacción y significancia de los mismos propios u del grupo particular, debido a que el individuo está en una constante búsqueda de sentido de identidad por lo que estas referencias que se le establecen se presentan como una oportunidad de ser aceptado e integrado (Erikson, 1968; Blumer, 2000). 
Sin embargo, es importante mencionar que existen otros factores particulares que hacen que dicho proceso de gobernabilidad y subjetivización del individuo millennial se frenen, y tiene que ver con la clara afirmación de que “La trayectoria vital es propia e irrepetible en cada persona.” (Coll, Marchesi y Palacios, 1999, p. 257), lo cual no es más que la misma realidad que constituye el ser, sus propias experiencias y significancias. Si bien, factores como estos, en el que se mencionan que hay diversos tipos de millennials, o en los mismos en los que se dice que hay tantas formas de ser millennial como individuos pertenecientes, suelen ser pocas comparadas con el otro lado de la moneda, hecho que acentúa la visión que recae sobre el individuo y sus formas de ser desde las estrategias de administración y gestión de la fuerza laboral, en las que si bien se propone cómo deben ser en la variabilidad y diferenciación propia de cada ser humano, lo que se contrapone y discute es si realmente dichas tareas de uniformación se constituyen como plausibles o más bien muy difíciles de alcanzar, por no decir imposibles. Estas articulaciones conceptuales se proponen de forma tentativa, con el fin de interpretar los resultados, que a su vez están señalando los caminos por donde se puede -conceptualmente- continuar la investigación.

Postrabajo y flexibilización 
Revisado del grueso de los documentos (la literatura popular con 52,4% del Corpus de Investigación), así como aquellos que están más cercanos al público general, hay en los títulos que en una primera revisión parecen estar centrados sobre los Millennials, es decir que entienden a los Millennials como fuente o punto de referencia. No obstante, en una mirada más profunda, esto se puede traducir en una comprensión unilateral de su interacción con el contexto, o una degradación de esta última en cuanto a su determinación en la configuración del mundo actual del trabajo.
Es así como en la primera categoría de los resultados de los títulos “Características de los millennials” que abarca casi un 30% de la totalidad de la base de datos, se encuentran títulos relacionados con el comportamiento y conceptualizaciones de estos, en el que el volumen de documentos representa un énfasis en el ser “Millennial” y cómo entenderlos a partir de características que se tratan como propias de este grupo de personas y no de su entorno. Lo que se encuentra directamente relacionado con la quinta categoría “Efecto del millennial en el mundo” que constituye el 10,3% de los documentos y se compone de títulos que se concentran en un impacto de los Millennials sobre la sociedad, y no al inverso. Ambas se dirigen a establecer formas de ver el mundo del trabajo y las condiciones actuales del mismo, a partir de la actuación futura de los millennials sobre su entorno y de las conceptualizaciones que rodean a este grupo.
Algo similar ocurre en la segunda categoría, “Atracción, retención y rotación” que   representa el 17,9% de los títulos y tiene un énfasis importante en la motivación, que muestra como hay una lógica para comprender o hacer comprender la contratación y vinculación desde la emocionalidad de la persona, con la pretensión de situar los intereses del trabajador como punto focal sobre el cual se estructura la dinámica de la rotación laboral y en cierto modo los espacios de trabajo, que según el 11,4% de los títulos  “tipos de trabajo y lugares de trabajo” también parecen entenderse desde el interés que tienen los millennials por uno u otro tipo de trabajo, ignorando o profundizando muy poco en la posibilidad de que estén condicionados por determinadas formas de prácticas establecidas en el mundo contemporáneo. Esto nos lleva entender parcialmente la realidad del trabajador millennial que no solo ha de enfrentarse a los estereotipos impuestos, sino que ha de confrontar a las nuevas dinámicas que han surgido en el mundo laboral, que se sobreponen a sus características y difuminan las diferencias y la importancia de entender a los sujetos, pero también a sus condiciones.
Ahora, lo que le depara al trabajador millennial una vez tenga que sumergirse en este océano de incertidumbre, conocido como trabajo, es una cuestión fundamental, ya que estas personas, así como el mundo, se han ido desarrollando a lo largo del tiempo con el surgimiento de nuevas tecnologías y exigencias, lo que ha generado variables y cambios en diferentes niveles, y que se ha terminado traduciendo en la flexibilización laboral y el asentamiento de ciertas características agrupadas como postrabajo.
Se entiende que tanto el postrabajo como la flexibilización laboral son problemas mutuamente dependientes donde el postrabajo es comprendido desde la perspectiva de Misseri (2016), el cual lo explica desde una mirada utópica y brinda un panorama interesante para entender cómo en el postrabajo busca transformar y concebir al trabajo tradicional a partir de cambios esenciales como son la distribución de tareas y riquezas para permitir formas de trabajo libre evitando la subyugación ejercida por la necesidad imperante de apegarse a un sistema o padecer ante este.
Pero el postrabajo no es un proceso consecuente de la acción directa de unos individuos, sino que se encuentra en interrelación con cambios a nivel mundial, consecuentes de la globalización que le han exigido a que tanto empleadores como empleados adquieran características que les permitan navegar en la incertidumbre, el libre mercado y la competencia, provocando que los miembros este grupo etario entren a trabajar desde los 18 años en un campo laboral que llevaba casi dos décadas implementando poco a poco ciertos rasgos necesarios para la supervivencia económica, factor que generó que todos los “millennials” se vieran afectados y tuvieran que adaptarse. Por esto hay que reconocer los vacíos que deja un énfasis exacerbado en el individuo y no en su campo de acción, como fue observado en el análisis de los títulos que generan varias ideas alrededor del mundo actual del trabajo como consecuencia constante de la acción y el ser millennial.
Es así que es importante retomar títulos no tan comunes en los resultados obtenidos de tipo “Las startups digitales se están ‘robando’ el talento de las empresas tradicionales”  donde se puede hacer inferencias de cómo se está y se va a transformar el mercado laboral, en el cual las nuevas generaciones van a apostar por crear o hacer parte de estas empresas emergentes que a diferencia de las tradicionales se mueven en mercados más inestables, o hacer parte de emprendimientos cuyo objetivo es el de generar autoempleo o cargos para así evitar el desgaste de pelearse por las limitadas opciones de trabajo (Gualteros, 2014), hecho que se fomenta a nivel colombiano como resultado de las tasas de desempleo de las mujeres que completaron la educación universitaria fue de 10,5% y la de los hombres 9,2% (DANE, 2017). Lo que muestra cómo puede darse la posibilidad de que las consideraciones actuales sobre el mundo del trabajo y los mismos Millennials no sean tanto por el interés o acción propia de esta población, sino por condiciones que coinciden y moldean la generación y se mezclan con sus características, de forma que puede que el Millennial no sea realmente como se caracterice, sino que se confundan sus condiciones por sus características propias.
 Otro tipo de título que llama la atención en la investigación son los relacionados a cómo el uso de espacios físicos para el desarrollo de un trabajo que está cambiando, por ejemplo: “Oficinas del futuro serán lugares de uso ocasional: informe”. Según este tipo de títulos se evidencia como ya la transformación del trabajo tradicional se está gestando, ya sea por una flexibilización del horario y lugar de trabajo o por que la necesidad de reunirse en espacios físicos para cumplir una labor es innecesaria, hipotetizando que ya no hay justificación para encuentros físicos debido a los avances tecnológicos de la humanidad, diluyendo de esta manera los límites que existen entre lo público y lo privado, y problematizando los límites del trabajo y la vida privada (Gualteros, 2014).
Paralelo a lo anterior, se ha venido desarrollando la flexibilización que se puede comprender como la reducción de beneficios de los trabajadores generando un conflicto entre los empleadores y el empleado. Esta flexibilización posee diversos orígenes, pero el que plantea Añez (2014) surge y se afianza con la globalización, en donde en la búsqueda de mantener una competitividad en el mercado y generar nuevos productos las empresas sacrifican los salarios y demás beneficios de sus empleados en pro de mantener y gestionar otras áreas de la organización que generan mayores beneficios.
Con la consideración de lo que es flexibilización se identifican puntos afines a lo visto en la literatura en el caso de: el manejo de horarios, el salario, la inestabilidad laboral y demás desprotecciones. En un primer momento se encontraron  artículos que implícitamente hacen referencia a lo que se conoce en la actualidad como salario emocional  ejemplo: “Salarios emocionales” donde según la AEC (Asociación española para la calidad) (s.f) este tipo de remuneración se caracteriza por no ser de carácter monetario sino, que apunta a la satisfacción de las necesidades de los colaboradores, siendo en primera instancia algo positivo tanto para el trabajador como el empleador, que por medio de esta modalidad, y de acuerdo a la AEC (s.f), se reducen los índices de rotación del personal, los niveles de ausentismo, entre otros. Pero existen casos en los que no se le aclara al trabajador que ese salario -retribución que va a obtener por sus servicios- no es monetario, sino que son los beneficios que brinda la empresa generando inconformidad entre las partes en cuestión. Otros títulos que evidencian el uso del salario emocional son: “El trabajo debe ser divertido” donde se da la impresión de que se están dando estos beneficios sobre los monetarios; o “No sólo la remuneración es clave a la hora de contratar” haciendo referencia a que no solo alcanza el salario para la generación millennial sino que también se han de presentar beneficios que atraigan a las personas.
En una segunda instancia se encuentra el tema de la flexibilidad horaria, haciendo hincapié con la flexibilización interna, la cual González (2010 citado por Zambrano & Jiménez, 2016 Pág. 18) explica que se da en el momento en el cual un trabajador no posee horario fijo y realiza múltiples funciones.  En este caso, y con relación a ser millennial, se encuentra que esta generación opta y acepta el uso de un horario flexible encontrándose títulos como:  “Flexibilidad horaria, más importante que sueldo para los 'millennials'” o “ "Jornada laboral, un sistema que no soportan los ‘Y’” donde se evidencia que no solo la literatura reconoce que hay un grupo significativo dentro de esta generación que apoya una flexibilidad horaria sino que también es un factor decisivo a la hora de retener y satisfacer a los millennials.
Otro aspecto relacionado con la flexibilidad y los millennial en el mundo laboral son los problemas que se generan entorno a la inestabilidad laboral, siendo propiciado también por una relación laboral atípica entre el empleador y el empleado (Añez, 2014), en la que gracias a la flexibilización y la restricción de beneficios para los trabajadores se genera una atmósfera de incertidumbre que carcome un vínculo sano. De esto se encontró los siguientes títulos: “La desestabilidad laboral” haciendo referencia directa a la existencia de esta situación - ya sea por o con los millennials-, así como “Trabajadores ven cada día más lejos su jubilación” resaltando las posibles situaciones de precarización de los trabajadores en el mercado laboral actual.
Por último, se encuentra que, si bien no es concluyente la relación entre millennials, postrabajo y flexibilidad, tampoco se puede descartar que entre estos tres agentes se está produciendo un cambio vertiginoso hacia una nueva forma de trabajo. Que en un futuro se podrá juzgar por sus aportes o impedimentos en el desarrollo de la sociedad, no obstante, de lo recopilado en la investigación se puede vislumbrar que -como el título de un texto lo indica- “Los millennials exigen mayor flexibilidad laboral” tal vez porque esto es lo que el mundo del trabajo les posibilita y requiere.

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