Cultura Organizacional

Cultura.

Según Edgar Schein la cultura es un patrón de criterios básicos que ha sido funcional para las personas que la operan y que por tanto sufre procesos de socialización e internalización por parte de otros miembros como el modo correcto de percibir, pensar y sentir con relación al mundo. No obstante, un derivado de ella es la cultura organizacional, de la cual ya hemos hablado antes, y se refiere a un subproducto que afecta los valores, ética, actitudes, presunciones y expectativas individuales (Hellriegel & Slocum, 1999).

La primera parada que haremos para ver la cultura son los contextos en los que se aplica, puesto que vamos a encontrar que existen tanto contextos altos como bajos, los cuales son determinantes en este escenario. Un contexto alto es en el que se las relaciones se comienzan a establecer mediante la confianza social, añadiendo valoraciones positivas a las relaciones personales y la buena voluntad, junto con acuerdos basados en la confianza general y ritualizadas. Por el contrario, los contextos bajos sin aquellos en los que se suele ir directos a la negociación, en el que se valora la experiencia y la actuación, junto a acuerdos legales muy detallados y buscando siempre la mayor eficacia posible (Hellriegel & Slocum, 1999).

Entre los factores que son importantes en la revisión de la cultura vamos a encontrar el tiempo, el espacio interpersonal, el lenguaje y la religión. En primera instancia el tiempo lo vamos a referenciar como monocrónico o policrónico. El tiempo monocrónico es en el que hay una preferencia por hacer una sola cosa al tiempo ya que este es limitado y está detallado y controlado de forma precisa; el policrónico es la preferencia por hacer más de una sola cosa a la vez, ya que se ve el tiempo de manera flexible y multidimensional. Verbigracia son por ejemplo las culturas de contexto bajo donde hay una mayor tendencia monocrónica del tiempo, mientras que las culturas de contexto alto tienen una percepción policrónica (Hellriegel & Slocum, 1999).

En el orden del espacio interpersonal vamos a encontrar que se utiliza el término de la proxemia, en el cual se nos definen cuatro áreas interpersonales básicas. Estas burbujas espaciales son la distancia íntima, que es cuando hay menos de 20 centímetros de cercanía, una distancia personal, donde pueden llegar a hacer hasta 60 centímetros, la distancia social, en el que las personas pueden estirar sus brazos hacia al frente y tocarse los dedos, y por último, la distancia pública que es cuando se empieza a distorsionar el tamaña de las extremidades de la persona que se observa. En el mundo cultural vamos a encontrar que las personas de contexto alto son más personales e íntimas al hablar, mientras que las de contexto bajo prefieren una tendencia social y personal (Kreitner & Kinick, 1997).

El lenguaje es otra de las características culturales más importantes, pues este es definitorio en los procesos sociales. En el mundo hay aproximadamente tres mil lenguas diferentes, por lo que una percepción del lenguaje se vuelve compleja, ya que según diferentes corrientes epistemológicas hay varias maneras de ver estas diferencias. Por ejemplo, desde una visión relativista cada lenguaje tiene percepciones únicas e imposibles de experimentar; mientras que la visión universalista concibe el lenguaje como elementos comunes en los que se comparten formas de pensamiento y percepciones (Kreitner & Kinick, 1997).

Por último vamos a encontrar la religión como un factor complementario en el orden de lo cultural, ya que existe una vinculación entre la vivencia religiosa y los valores en el trabajo. Por ello vamos a encontrar que los católicos están más cercanos al valor laboral de la consideración, mientras que los protestantes se enfocan ás en la eficacia empresarial, seguido por los budistas quienes experimentan una fuerte responsabilidad social, los musulmanes que valoran el espacios de medio estable, y quienes no ostentan ninguna preferencia religiosa están siempre en búsqueda de desafíos profesionales (Hellriegel & Slocum, 1999).