El Mecanismo Editorial en Bogotá entre el XIX-XX. Una aproximación historiográfica y editorial a las publicaciones periódicas entre los siglo XIX-XX (1881-1905) en Santa Fe de Bogotá. (Cap. 5. SANGRE, TINTA Y LETRAS: EL LECTOR EN LA ÉPOCA. )
SANGRE, TINTA Y LETRAS: EL
LECTOR EN LA ÉPOCA.
"Sin
libros, dios está silencioso, la justicia dormida,
las ciencias naturales paradas, la filosofía
coja ,
las letras mudas y todas las cosas envueltas
como en unas heladas tinieblas."
Thomas Bartholin.
4.1 Primeras luces.
Durante
la mecánica editorial existe un factor importante a tener en cuenta, y es la
aparición de los lectores, lectores de periódicos, pero la palabra periódico no
indica exactamente que la publicación que así se denomina sea diaria. El
periódico cotidiano es un producto de síntesis para explicar la vastedad de los
hechos que ocurren en el mundo, en nuestro mundo más inmediato y en el mundo
más lejano. Es un medio primario de información.
En
1609 en la ciudad de Praga cuando nace el primer periódico diario con el nombre
de Avisa-Relation oder Zeitung. El público europeo acoge gustoso la nueva moda
que muy pronto se extiende a Londres, Viena, París y las principales capitales
del mundo occidental. Luego, bajo la batuta del conocido historiador Teofastro
Renaudot se consolida en Francia el primer periódico capaz de soportar y
garantizar una periodicidad estable y una larga vida: es la Gazette de France.
Teofastro en su periódico inauguró también la editorialización en las funciones
del editor frente a su público. Formula que se desarrolla en la realización
editorial – lector, sin embargo para ver al lector debemos entender el
desarrollo sistémico editorializante ya que en ella se hace el compendio de lo
acontecido en los factores que el periódico trabajará y estos mismo
presupuestos detentarán cuáles serán las elecciones del lector frente a las
opciones y también la manera en la cual el lector ostentará su función crítica
y como se acercará a los documentos políticos, sociales o económicos (Alcalde,
1981, p. 9-10).
Durante
finales del siglo XIX son muchos los proyectos editoriales que intentan llegar
al público lector, pero la gran mayoría son de corta duración, no funcionan más
de dos o tres números y desaparecen. Pero con el paso del tiempo, ya en el
siglo XX, los partidos políticos se acentúan mucho más y sus raíces protegen a
sus proyectos que dejan de ser tan efímeros.
Una
de las características que influenciaba en la mecánica editorial durante el
cambio del siglo XIX al XX era que los editores no tenían una técnica tan
sofisticada que les permitiera un alto tiraje, por lo que un número de dos mil
ejemplares como expresión máxima era lo que podía llegar a las ciudades donde
habitaban más de 50 mil personas. Y es que en nuestra época de estudio, tal
como lo manifestaba Gonzalo España, se tocaba el final de un siglo donde no se
había hecho otra cosa que guerrear y escribir; pero no solo eso, se escribía
porque había un público lector, el cual intentaremos observar grosso modo.
Empero,
debemos entender que la lectura no es un deporte nacional, “ni todos pueden
volverse jugadores de ajedrez, ni todos lectores apasionados. […] Leer siempre
fue y será objeto de una minoría, como escuchar música clásica” (España, 2007, p. 298).
4.2
La herramienta de las letras, el lector.
El significado del lector como público
observador se creó desde el siglo XVIII en Europa, lugar en el que los
individuos vivían emitiendo una opinión constante sobre todo lo que veían, leían o presenciaban a
su alrededor, como ocurre a medida que el tiempo pasa y vamos desarrollándonos
más. Según Van Horn Melton es la existencia de un público con carácter de
árbitro al cual sometían los resultados editoriales desde su participación
crítica, el lector encargado de emitir juicio crítico, que daban a conocer sus
opiniones a través de las distintas formas de cultura impresa, lo mismo que en
los espacios de interacción comunitaria y social. Público que en el siglo XIX
en Colombia “tendrá una forma de aparición con pinceladas modernas” ya que
contaban, al igual que el público europeo, con cafés, espacios públicos y
fiestas en los lugares de élite. Pero también debemos entender que el público
colombiano se iba acercando cada vez más hacia una crítica más arraigada, más
especializada, lo que permitía discusiones que luego se convertirán en
periódicos críticos o en colaboradores en revistas y papeles. Este es el
público comienza a ser denominado como “una minoría ilustrada” (Martínez, 2012,
julio-diciembre, p. 77-96).
Entre
la figura de los lectores una en particular brilla por encima del resto – no
por su capacidad intelectual, sino por su capacidad participativa- , y es la de
los intelectuales, quienes en sus pensamientos y vidas reflejan los conflictos,
las contradicciones, los sueños de la minoría. Esta minoría quiere
actualizarse, quiere ser moderna, tener su lugar en el mundo. Los intelectuales
son la basa fundamental del desarrollo durante el cambio de siglo en la capital
colombiana, son los revolucionarios, quienes traen los avances a sus tierras,
son el puente entre aquello que se crea en el extranjero y la capital (Castro,
1996).
Pero
en el público general las sensaciones son otras, ya en las calles de Bogotá sus
habitantes tenían mucho tiempo para enfrentar el siglo XX sin prisas. Según se
diría luego, el siglo comenzaría mucho después, cuando en Europa el primer
tanque arrasaba con el primer museo, en la primera Gran Guerra. Los bogotanos
conversaban en las calles, en las esquinas, en la plaza, en el altozano, en las
plazoletas, en los puentes y en la botica. Se hablaba de la guerra, pero las
noticias todavía viajaban en lomo de mula y se demoraban en las fondas, hasta
que se encontraban una oficina de telégrafos. Era muy común la vida lenta, el
individuo no estaba acostumbrado a la vida rápida y la información llevaba su
tiempo, y las noticias igual, es por ello que era común la presencia de
periódicos en los lugares de pasar el tiempo en los que se compartía con chicha
la información que los diarios presentan. Otra de las formas comunes de la
interacción con el papel periódico por parte del público era que un individuo,
usualmente un lector asiduo leía varios periódicos para luego compartir la
información a todos sus amigos en medio de conversaciones y discusiones
políticas, económicas y de la vida cotidiana (Sánchez, 1998, p. 2).
Pero
el papel periódico tiene como mínimo tres padres: el editor, el impresor y el
librero[1];
incluido los traductores, los diagramadores gráficos, los ilustradores, los
impulsadores, los presentadores que convencen al público, los vendedores…y también
el lector. Siempre se ha escrito para sí mismo, sin embargo siempre se busca
llenar un vacío y llegar a un público
que lea lo que digitamos, el objetivo último, acercarse a un lector, seducirlo
con palabras, versos y letras.
4.3
Los tipos, la tinta y el lector.
El contexto en el cual los periódicos estaban
trabajando y participando durante el cambio de siglo eran en cierta medida ínfimo
y reducido, esto debido a la gran cantidad de confrontaciones que asolaban al
país, es por ello que los clubes literarios, centros de críticas, cafés de
discusión, e incluso las cartas hacia los editores, eran de muestra más
reducidas en la comparativa al territorio colombiano, esto hacía que el grupo
de individuos que realizaban una lectura de los ejemplares no fueran únicamente
partidarios de uno, sino que estuviesen constantemente revisando el resto de
periódicos ya sea para el uso de algunos de sus artículos o –como ocurría en la
mayoría de los casos- para estar en constante disputa con ellos, para
visualizar esto podemos tomar la lista de colaboradores del Papel Periódico Ilustrado y revisar
algunos de sus hombres que trabajaban además para otros papeles: Carlos
Martínez Silva (Repertorio Colombiano),
Antonio Silvestre (El Amigo del Pueblo),
Florentino Vesga (Diario de Cundinamarca)
o Sergio Arboleda (El Conservador)
entre muchos otros colaboradores. Pero en la mecánica editorial el factor del lector
es fundamental, ya que al igual que una imprenta de Gutenberg, el proceso
editorial es un conexo de fundamentos sociales, humanistas y personales, y es
que el sujeto se vuelve participe de su funcionalidad, desde el individuo que
es consciente del desarrollo, como lo eran los editores, los escritores y
colaboradores o de un modo de desarrollo inconsciente como lo pueden ser los mismos
lectores que no iban más allá de leer e informarse – cosa que no está mal, solo
que no se fundamenta en el otro grupo de críticos-; y es que sin importar cuál
sea la parición, consciente o inconsciente, “el individuo no es nada más que lo
su época y su medio social permite que sea”, según Dosse. Y es que dichas
conexiones entre los lectores, las instituciones, las infraestructuras y los
documentos que nos formarán la memoria fundamentan el desarrollo de la mecánica
editorial (Duby, 1978).
4.3.1 El Lector y el Editor: Las Formas de
Leer
Sin
embargo, también debemos entender que el editor es, ante todo, un lector, por
tanto, cuando escribimos e investigamos sobre la prensa estamos viendo en el
editor el lector más crítico, capaz de responder, analizar y generar.
Los
editores (lectores) son, en reglas generales los que forman maneras de leer en
otros lectores. Los lectores más calificados
se convierten en referentes de la lengua y de la lectura, son
celebridades de lo académico, por tanto se comienza a leer cierto tipo de
diario o de publicación periódica no mirando objetivamente el producto, que si
bien puede ser excelente y ser suficiente, sino que el lector busca en los
colaboradores y editores referentes con los cuales podrá seguir su desarrollo,
se combinan las necesidades junto con el prestigio, por tanto no es igual leer
el proyecto editorial de Leonel Parada a leer el Papel Periódico Ilustrado de
Alberto Urdaneta.
Y es que los editores, en su función de
referentes, determinan los filtros y las reglas partiendo de sus propias
lecturas, esto no significa que los demás lectores no sean activos, solo que se
organizan y estructuran bajo conceptos combinados. Una analogía anacrónica que
podemos traer a colación es la de la reina Isabel, esposa de Carlos V, Rey de
Portugal, quien el 4 de abril de 1531 determinó los siguientes términos con
relación a la lectura en las nuevas tierras:
porque este es mal exercicio para los indios e cosa que
no es bien que se ocupen ni lean, por ende yo vos mando que de aquí adelante no
consintáis ni deys lugar a persona alguna pasar a las yndias libros ningunos de
ystorias y cosas profanas salvo tocante a la Religión xpiana... (España, 2007,
p. 18).
Es por ello que debemos entender el tipo de relaciones que se
llevaban entre el público lector y las editoriales, debemos visualizar las
entregas de los papeles que se producen a través de diferentes manera como lo
son los abonados, las suscripciones y las compras directas, cada una con
precios que variaban dependiendo del tiempo y el número de ejemplares de los
cuales se quiere disponer, así también existe la modalidad de los abonados en
la cual los periódicos eran entregados directamente en la casa de aquellos que
decidieron recibirla. Esto genera un tipo de relación completamente diferente
del lector con el periódico y el editor, evidencia una preocupación por parte
del editor de hacer llegar lo más cómodo posible los ejemplares a su público, y
además se genera también una preocupación del lector por estar al tanto del
periódico y sus publicaciones; estos suscriptores o abonados son aquellos de
los que podemos estar seguros que enviaban cartas de críticas, comentarios o
aceptación a los editores, son los principales lectores y los principales
críticos.
La
práctica editorial del periódico se fundamenta en crear y formar al lector de
una manera particular en la cual el mismo lector juega un papel crucial frente
a la publicación generando en ella cambios fundamentados en los hábitos de
lectura que pueda llegar a arraigar el individuo, tales como los lugares de
lectura y la socialización de la información. Es por ello que los editores
buscan estrechar dicha relación con el lector, ya que no son solo lectores sino
que sus actividades en relación a los proyectos generan todo tipo de
publicidad, acreditación de las publicaciones e incluso ayudantes económicos,
literatos o críticos. Para evidenciar esto podemos ver la “dedicación (que)
pusieron los operarios de El Mosaico
en el empeño de formar lectores y lectoras, acrisolares el gusto, enseñarlos a
leer obras escogidas, disfrutar de las representaciones teatrales, asistir a la
ópera o escuchar música.” (España, 2007, p. 115). Otro tema que sale a la
palestra desde la visión de la editorial y el lector es el acercamiento
paulatino que se da a los temas de la
vida social, a las historias del corazón y a los diversos escándalos que se
producen en la época. El proceso editorial comienza a pensar en dos vías, no
solo llenar las arcas de la publicación para poder sustentarla mediante el
proceso económico, sino que se enfrentan a un público limitado, deben ofrecer
productos que llenen lo que los lectores quieran, el lector es el principal
referente a la hora de seleccionar lo que se publicará, en pocas palabras
podemos decir que el lector no solo se fundamenta en la crítica sino en sus
gustos y esto es a lo que apunta la mecánica editorial, en complacer al lector
y en complacerse a sí mismo con los contenidos que publica.
Lo
anterior nos genera una discusión con respecto a el choque entre la fidelidad
de un lector a un medio y en cómo este medio responde a las necesidades del
lector. La manera en que el lector determina cómo el mismo periódico debe
proceder según sus búsquedas. Esto se debe a que el editor desde su aparición
como lector buscar crear un tipo de contenido que sea atractivo y llamativo
para el público al cual desea comunicarse. Los editores adquieren gran
influencias entre sus lectores y su palabra adquiere gran incidencia en la vida
cotidiana. Este tipo de credibilidad que le aumenta y hacer ver un lector que
confía en unas cosas, y desconfía y critica en otras. Esta muestra es de la
visión de un lector que se enfoca en ciertos diarios y los determina como
fiables y otros que no, generando la fidelidad hacia ciertos sectores y
abriendo campos a diferentes temas y objetos de lectura (Alcalde, 1981, p.11).
Por
otro lado también debemos ver la manera en la cual los medios de comunicación
intentan manipular las masas, sin importar la capacidad de sus lectores se
encuentran en el uso de estadísticas y modificación de la información tal como
podemos apreciar en este resumen de la guerra de los Mil Días vista desde el
gobierno de turno.
Empezaba mal el país y su capital, con la mayor y peor
guerra civil de su historia, que dejó, además de cien mil muertos, una cantidad
desconocida de ciegos, cojos, mancos… en fin: miles de lastimados en el cuerpo
y el espíritu que nunca figuraron en las estadísticas; pero ellas sí registran,
en cambio, que después de cada guerra civil, la población de Bogotá aumentaba
notablemente, y los grandes repuntes en la migración interna era producto de
las guerras del 76, del 85 y del 95. (Sánchez, 1998, p. 9).
Y es que son los editores y las
propuestas editoriales las deciden qué noticia es o no interesante para el
público y en qué forma deciden darla para, por una parte decirla como ellos la
valoran y, por otra, para decirla como su público espera que se diga. Sin
embargo esta cuestión no es completamente directa y se caracteriza por ser una
lucha constante.
Este
tipo de relaciones no se pueden concebir como una pérdida de la importancia del
lector, en realidad es la lucha que se evidencia desde diferentes frentes, sin
embargo, el lector y el editor se fundamentan, es por ello que el editor no
publica por publicar, mira en su alma de lector los gustos del público y
realiza lo que para ellos es más llamativo, así mismo el lector busca
influenciar, busca leer aquello que llene sus necesidades técnicas, de
contenido, de apreciación y de colección; es por ello que en el primer número
del Papel Periódico Ilustrado en su
presentación piloto fue de coste cero. Además “otras sorpresas esperaban a los
lectores, por ejemplo, el grabado que representa la despedida de Caldas
marchando hacia el patíbulo, en tamaño de medio pliego, también entregado como
obsequio” (España, 2007, p.
144).
4.3.2
Industria Editorial
Luego
de observar las diferentes maneras en las cuales el lector juega un primer
papel en las escogencias de información, debemos observar la manera en la cual
las noticias y la información se desarrollan junto con el medio y el lector.
Niveles
de información – reconstrucción.
Nivel
I: La noticia y sus fuentes.
Nivel
II: Verificación de la noticia a través de declaraciones, conferencias y de los
propios conocimientos del reportero.
Nivel
II: Impacto producido, consecuencia e interpretación.
Ilustración 17 Niveles de Información en Medios
Este avance en el desarrollo
de la noticia nos permite apreciar grosso modo la manera en la cual la
información evoluciona, es por ello que diferentes papeles periódicos pueden
variar dependiendo de los niveles de construcción de las noticias y los avances
en la información que se brinda. No es lo mismo exponer información con
relación a las nuevas leyes o decretos que sales a una doble página en la que
se explica todo el proceso y se toman voces diferentes sobre la situación; esto
nos revela que existen, en general, dos públicos, uno que solo necesita saber
la información – estos son muy escasos, como militares o negociantes-, frente
al lector que quiere saber todo lo posible sobre una situación.
Junto con la editorial, el
lector y la información el producto y su
lector transitan en el proyecto, el cual debe ser concebido como un instrumento
de información de lectura rápida, necesita hacer respirar al texto y permitir
separaciones entre el título y la información. Esta es una muestra de la
editorialización en el desarrollo de la prensa en relación a la comodidad que
los lectores buscan, ya no es necesario la entrega de información oportuna,
ahora se debe presentar junto con la velocidad y la comodidad nuevas técnicas y
estrategias editorializantes (Alcalde, 1981, p. 38). Y tal como el italiano
Maurizio Dardadno expresa “es concebido – el diario- para ser atravesado por
una rápida lectura. En el primero nivel de lectura se contempla el mundo a
través del periódico que es considerado como un simple medio para tener un
rápido conocimiento de lo que ocurre en el mundo…El periódico moderno, producto
de la industria publicitaria es el resultado final de una serie de operaciones
colectivas dando como resultado un producto de una situación social que se
revela en el contenido y en la forma” es por ello que se debe enfocar la manera
de presentar la información de una manera especial, que sobresalga de lo que se
venía trabajando con antelación, es por ello que se pasa de panfletos a
presentaciones en folios hasta el trabajo en páginas, de cierta manera cortos y
concisos (Alcalde, 1981).
En
una publicación, cualquiera que sea la época, la primera página tiene un papel
fundamental en la estructura del periódico y su realización permite, por una
parte, que el lector reconozca en ella la identidad de su periódico. La primera
página no es solo competencia de los profesionales que elaboran la información
diaria sino que es ya una cuestión de marketing (Alcalde, 1981, p. 89).
Como
pudimos apreciar los periódicos del cambio se siglo se fundamentan en ciertas
directrices para indicar a los lectores la jerarquía de la información que se
quiere llevar al público, para la muestra de la elección del medio se organizan
en el encabezado de página, las ilustraciones, la manera en la cual se titula
el tamaño de la letra y la ubicación de las negrillas o cursivas.
4.3.3
El Papel y los Papeles
Otro
de los aspectos que debemos entender es que en Colombia existía la carencia de
producción de papel, dada por cuestiones tecnológicas y mecánicas, lo cual
generó que la industria editorial estuviese siempre trayendo de nuestros
vecinos la materia prima con la cual constituimos la existencia de nuestras
hipótesis. Y es que no eran pocas las ocasiones entre el cambio de siglo en que
se detenía la producción por la ausencia del material. “quienes recibían encargos
de trabajo iban de un establecimiento a otro, mendigando remesas y saldos para
alimentar sus máquinas.” (España,
2007, p. 257). A finales del siglo XIX y principios del XX el desarrollo del
papel de manera industrializada necesitaba de una técnica especializada,
maquinaria moderna, el conocimiento de la aplicación de los materiales y
especialmente dinero. “Luis Ospina Vásquez informa que en 1902 llegó a
constituirse en Bogotá una compañía que cotizó sus acciones, pero tampoco
arribó a nada concreto. Solo hasta 1961,
con el nacimiento de Propal, la ilusión de fabricar papel se haría realidad en
Colombia.” (España, 2007, p. 79-80). Esto nos revela la importancia que existía
en el medio de la lectura la manufactura de las publicaciones periódicas,
porque tal como hemos indicado antes, la vida de los lectores en su proceso se
desarrolla basándose en diversos puntos de escogencia, pasando por la
información, por las figuras que se desenvuelven en el proyecto editorial o en
la manera de presentarlo.
Desde
el papel y las imprentas y el acercamiento al lector, el libro tuvo su
importancia en Colombia a través del desarrollo del papel periódico. Según
Alberto Lleras “La pobreza en Colombia, desde su fundación como república,
cuando se comenzaron a abrir las avenidas de pensamiento libre, no daba para
editar libros. Los folletos, donde se recogía en los periódicos es la otra
fuente de historia de nuestras primeras letras” (España,
2007, p. 118). Y es que tal como se evidenció en los annales del papel
periódico en Colombia el transcurso y evolución fue prudencial hasta poder
llegar a un punto particular en el desarrollo editorial.
En
definitiva una industria del papel, de tintas y lectores que se ha evidenciados
en el conjunto de la mecánica editorial, por lo que Ricardo Carrasquilla[2]
publicó en el Papel Periódico Ilustrado
un epigrama burlón “de cuantos buscan la gloria en el papel”:
Si
yo, que soy campesino rematado, en vez de estar empastado en áspero pergamino,
lo estuviera en tafilete con labores, y pajarillos y flores, no obstante mi
cortedad y rudeza, pudieran entrar con franqueza en la buena sociedad; y fuera
hombre de razón y de peso; y diputado al congreso me haría sin ton ni son lo
que pueda la edición.
4.4
El lector y sus lecturas.
4.4.1 El Lector en su Medio y sus
Herramientas
Una
de las características de los lectores de prensa es que se formaban luego del
proceso editorial como lectores de libros, convertidos luego en grupos
particulares a la situación natural de la vida capitalina y se configuraban como
elitistas e intelectuales, por lo menos en un principio para sí mismos. Esto se
debe a que en la cotidianidad la información y las noticias no tenían la
vitalidad de inmediatez por lo que en las chicheras, las plazas o cualquier
lugar de ocio las noticias eran dadas por los lectores asiduos de la prensa y
no todos tenían la facultad de adquirir las producciones, ya sea por caracteres
económicos o de interés. Hay que entender que la lentitud de la vida era la
constante, que las necesidades radicaban en los trabajos y las cosas que
ocurrían a sus alrededores, incluso con los diferentes conflictos el interés no
aumentó de la manera en la cual se podría llegar a creer, solo algunos
periódicos eran constantes y daban información que luego era repartida por los
mismos lectores que no leen ya solo para ellos mismos, sino que leen para ser
mediadores, leen para entender y para transmitir la información que llegaba a
punta de telégrafo y mula. “Además ya
nacía la costumbre de comunicar las malas noticias por telégrafo; las buenas
era mejor enviarlas por carta y con buena letra, con revisión de estilo y
pausas tácticas para hacer de la misiva un texto entretenido e interesante.”
Esta
muestra de comunicación implica la manera en la cual el individuo se comunicaba
a través de los canales existentes, es por ello que en su relación con los
periódicos es muy importante la forma de comunicación; los diarios combinaban
ambos tipos de comunicación dependiendo de las necesidades del principal
comunicador junto con su lector, en este caso el emisor pensaba en el medio no
solo como una elección para publicar sino como un punto de inflexión en el
sistema comunicativo que iba más allá de los sistemas convencionales, esto
evidencia la manera en la cual el lector veía los medios, en su forma de
herramienta multi-direccional, no solo la podía usar el editor o unos cuantos
colaboradores, todos tienen la
oportunidad en la época de trasmitir… (Sánchez, 1998, p. 3).
Además
de los telegramas otra de las cosas que aparecen siempre en el ámbito cotidiano
y la comunicación son las cartas, las cuales poseían el atractivo de ser íntimas junto con
un toque de sinceridad que las convertía en el paso de lo privado a lo público,
lo que generó en el campo social la aparición de los escritos de carácter
psicológico. En este punto las mujeres eran las que más se sentían atraídas
hacia los contenidos en lo ajeno de las cartas, pero no solo las mujeres,
muchos eran los hombres que acusaban de curiosos en la búsqueda de información
sobre la vida cotidiana y chismes de trinchera. Aplica también a la búsqueda de
los periódicos para su público, al saber de la ansiedad por información privada
se comenzó a publicar historias más íntimas para satisfacer las necesidades del
mercado y los caminos que el lector y su modo de hacerlo requerían para superar
el lento transcurrir de un cambio de siglo que no lo evidenciaba (España, 2007,
p. 127).
Debemos
apreciar en el papel de los lectores como una figura que sale muy poco y que
inclusive puede llegar a ser considerada como un mito en la estratagema del
poder del hombre sobre la mujer en la historia, y es que la mujer al estar en
un papel reservado – y no secundario- tiene muchas capacidades de observación
de la vida privada junto con su capacidad de salida a sectores de influencia
pública donde pasan desapercibidas, es por ello que algunos editores observaron
en ellas un público peculiar con la capacidad de interés suficiente que se
requiere en un lector, sin embargo este tipo de lector al ser reducido también
tiene un ninfo grupo de mujeres que intentan acercarse a la participación
pública y de escritura, aunque encontraremos que esto no es del todo exacto, ya
que pueden no publicar tan asiduamente como los hombres, pero siguen teniendo
un gran interés en ello.
4.4.2
Su Lectura y la Información
Otro de los aspectos que podemos observar
entre la lectura de los individuos se fundamenta en que los periódicos del
cambio de siglo tenían la concepción de mostrar a la sociedad aquellas cosas
que ocurrían fuera de la capital y que podrían llegar a tener importancia para
ellos, ya sea como factos de cambios a futuro o simplemente como muestras de
información necesarias de tener para saber la condición del país, además de
ello el público lector y en especial los
suscriptores abonados estaban compuestos por funcionarios oficiales civiles,
militares, colegiales, clérigos y comerciantes en su gran medida. Esto se debe
a la función que cada uno de ellos representaba en la composición de la alta
intelectualidad. Los catedráticos, escolares, y clérigos se encuentran en su
sector más activo debido a la necesidad que estos requerían de estar
completamente al tanto de los desarrollos y avances del círculo intelectual y
de élite. Público crítico e intelectual capaz de la apreciación estética, lo
que permite el desarrollo de un proceso de profesionalización en la producción.
Ya no es suficiente la crítica hacia los contenidos de los textos, ahora se
comienzan a examinar su envoltura formal con el fin de alcanzar la verdadera
relación con el mundo, “más allá de las palabras y de las constelaciones de
vocablos, más allá de las cifras y de los procedimientos de cálculo, más allá
de la ordenación del discurso.” (Duby, 1978). Se comenzó a mirar las
disposiciones del escrito, las tipografías, la organización, los colores o el
papel, todos como punto de convergencia en un público crítico reducido pero
avasallante de las publicaciones dadas por los medios más acérrimos a lo
popular y comercial.
Pero
la vida del lector no se daba solamente en su cabeza o espacio privado, ya que tal
como Consuelo Sánchez expresa:
En la Bogotá fenisecular había un espacio donde se
realizaban las grandes confrontaciones entre la noticia oficial y el rumor de
la oposición: el altozano. En el puro centro de la ciudad, entre la catedral y
la plaza, el altozano tenía cien metros de longitud, y de allí, caminando de
ida y vuelta o formando corrillos, se daban cita las lenguas más vivas e
ingeniosas para comentar lo que el gobierno decía o no decía, pero también para
desollar al vecino, al rival (Sánchez,
1998, p. 4).
Esta
crítica de oposición lleva de la mano la elección de un diario, en lugar de
otro, que obedecía simplemente a la búsqueda, por parte del lector, de un tipo
determinado de información o bien a motivos de formato o de simpatía hacia
quienes manejaban el capital de las publicaciones.
Esta
elección de publicaciones también iba de la información dada, es por ello que
el Decálogo para la valoración del interés según Carl Warren, es la aparición
de una formulación de actitudes que se pueden observar en los periódicos para
determinar la manera en la cual eran seleccionados por los lectores y como los
lectores se presentan frente a los proyectos editoriales, en definitiva, la
manera en la cual se seleccionan vistos desde una lista moderna que de igual
forma evidencia actos que son relevantes en cualquier momento de la vida de la
humanidad y en momentos particulares de la vida cotidiana de la capital.
1.
Actualidad: Cuanto más
inmediata sea la información más interesante resulta. Esta inmediatez se
calcula desde las necesidades de la publicación y su llegada a la vida
cotidiana del pueblo durante el cambio de siglo, por tanto varios meses puede
no ser importante en una noticia de investigación o tecnología como si lo puede
ser en asuntos políticos.
2.
Proximidad: Para que la
información tenga un nivel de interés mayor es necesario que ocurra una
proximidad geográfica como otro tipo de interés. Los medios buscan mostrar
primero lo que corresponde a su sector geográfico particular para ir avanzando
en los niveles de interés, si no se evidencia algo que es propio puede ser un
impropio por parte del editor.
3.
Amplio campo de incidencia:
La información tendrá mayor interés si los resultados aplican en el campo de
muchos interesados. Los proyectos editoriales se dividen temáticamente en
diversas áreas, es por ello que la competencia se da entre las divisiones
conceptuales que dan una guía al público lector desde su objetivo editorial.
4.
Resonancia pública: Cuando
la información tiene fuerte incidencia en personalidades populares o famosos.
Hablar de los sujetos poderosos tiene un público objetivo particular y durante
la época es particularmente necesario estar informado de las personalidades, en
este caso, politizadas.
5.
Dramatismo: La información
que conmueven o producen diversas emociones son bien acogidas por el lector en
relación a sus propias emociones. La apelación a las emociones es bastante
usada por diversos medios como forma de llegar a generar en el lector un tipo
de sentimiento particular frente a su proyecto editorial como a el tipo de
información.
6.
Curiosidad: El lector quiere
maravillarse. Le encanta que le den noticias extravagantes. La curiosidad junto
con el progreso son búsquedas de llenar esos vacíos que la vida cotidiana puede
no evidenciar y por ello se le permite al lector evidenciar este tipo de
información en ciertos periódicos.
7.
Conflictividad: El interés
sobre una noticia de rivalidades en la que el lector pueda tomar partido y dar
comentarios sobre las actividades. Ligada a la velocidad con que se presenta la
información es importante tener en cuenta este nivel de búsqueda del público,
las confrontaciones generan un tipo de morbo que es comprado y buscado por
ciertos lectores.
8.
Amor: El amor puede
construir caminos de conexión entre el lector y la información. Si bien este
tipo de selección por parte de los lectores es más difícil de determinar es
posible que ciertos tipos de lectores se inclinasen hacia la búsqueda de amor
en las publicaciones, algunos casos se pueden presentar en publicaciones de
índole religiosa.
9.
Interés humano: Todas las
noticias que puedan conmover al lector según sus propios sentimientos generan
en el público lector una aproximación más asertiva hacia los tipos de
información y prensa que seleccionarán.
10. Progreso:
Todos los acontecimientos que contribuyen al avance de la sociedad, estos
generan en los lectores una necesidad de estar en constante acercamiento hacia
las nuevas tecnologías, practicas o técnicas que vayan más allá de lo
convencional y lo poco conocido por el público lector en general. Es la
facilidad que ciertos tipos de proyectos editoriales buscaban para dar a sus
lectores nuevas herramientas, el conocer algo que en la época no era tan fácil
de conocer si no se disponían de los medios para hacerlo.
La
anterior lista nos permite apreciar la manera en la cual los periódicos se
desarrollan frente a sus lectores, y esta a su vez nos permite observar la
movilidad del lector en el ámbito específico. El proceso de lectura, selección
de documentos como noticias y periódicos se fundamenta en las principales
búsquedas por parte del público lector desde los términos anteriormente
mencionados. Buscar noticias en periódicos y ponerlas, un párrafo o dos por
sección (Alcalde, 1981, p. 41-43).
Otra
de las maneras en el que el lector se influencia por una publicación es la
manera en la cual este reacciona frente a los temas cercanos e importantes, es
el llegar a su intimidad. Como ejemplo podemos ver “datos acerca de Humboldt y
sus trabajos, y llegó hasta detalles tan nimios como explicar que la obra había
sido impresa en Europa en un papel llamado Jesús. […] Nuestro devoto, contrito
y beato público lector no admitía que el nombre de Jesús se le pudiera dar a un
simple y miserable papel, por fino que fuera.”. Junto con lo anterior, otra manera en la cual
se produce la elección de un diario o lectura se da con respeto a la manera en
la cual el lector se fundamenta desde una visión más manipuladora por parte del
editor en la cual se le hace creer al lector que las decisiones que toma son
propias, o en principio él eligió el camino, el qué y cómo se siente frente a
las publicaciones. Para ello podemos ver Lectura
para Todos, en el que los editores enunciaban comentarios tales como
“seguramente llamará la atención de los inteligentes”, todos estos escritos en
portada. (Agosto de 1894).
4.4.3
El Medio y los Locales
Para
1886 había en la capital doce imprentas, ocho encuadernadoras, tres
litografías, cinco grabadores en madera, seis grabadores en metales, seis
fotógrafos y más de media docena de librerías y papelerías. Además existía una
biblioteca ambulante. Todo esto en una ciudad que contaba con no más de noventa
y un mil habitantes.
Entre
ellas, las librerías y las bibliotecas juegan un papel muy importante en la
visión de la lectura, una librería es el lector que va, la sustenta, y
desarrollan mutuamente sus vidas en el cotidiano. Según Gonzalo España las
librerías eran en la Bogotá del paso de siglo negocios con encantos
particulares en las que no se diferenciaban del todo su función, lugar en el
que se vendían libros y útiles de papelería, se traducía, se editaba…eran
agencias de prensa y pertenecían a personajes de rango que las caracterizaban.
“Por ejemplo, las agencias que vendían y distribuían el Papel Periódico Ilustrado estaban a cargo de la Librería Americana,
de Miguel Antonio Caro.” (España, 2007, p. 166).
Rafael
Gónima, dueño y encargado de la biblioteca ambulante, quien fue un asiduo
comerciante en el tema de publicidad, hecho que era recurrente entre las
bibliotecas y las papelerías en la época por la necesidad que existía en
relación a la obtención de papel y para ser los lugares propicios de
adquisición de los periódicos y libros. Además las bibliotecas, papelerías y
demás se convierten en espacios de préstamo, compra y venta al sector privado,
por tanto nos evidencian el orden de desarrollo del lector que se interesa a
partir del periódico a explorar más allá, combinando sus gustos literarios,
cultivado en diferentes esferas que se alimentan en los puntos de comercio, en
los que la vida en letras se configuraba.
4.4.4
La Lectura y sus Problemas
Pero
la vida en tintas dependía de otra característica importante la cual es la función
de la luz en la lectura y uso de velas en privado y lectura en sitios públicos
o más luminosos. “seguramente, editores, periodistas, novelistas y poetas
soñaban con una Bogotá en cuya Plaza Mayor pudieran verse, a las diez de la
noche, una buena cantidad de caballeros paseando, o sentados en los escaños,
con un periódico o un libro en la mano” (Sánchez,
1998, P. 14). Esto nos revela un aspecto fundamental a la hora de observar la
manera en la que el lector mantiene un acercamiento a la prensa y las
publicaciones periódicas debido a que la manera de leer se presencia en los
lugares donde puedan hacerlo, aquellos que poseían la luz eléctrica podían hojear
desde la comodidad de su casa, si no debían realizarlo a la luz de las velas o
leer desde lugares que la luminosidad permita hacerlo con tranquilidad y en las
horas luz del día. Por otro lado si habitaban casas con poca capacidad de luz
debían leer fuera de ellas, lo que revelaba fuera de la vida privada el tipo de
acercamiento a la información, una muestra pública de lo que cada lector quería
leer y debía leer según sus inclinaciones políticas, y así mismo eran juzgados
públicamente por sus acercamientos políticos e intelectuales. Este trasfondo es
el que nos permite entender la visión de la luz a la hora de la lectura de los
periódicos y de las inclinaciones públicas y privadas de los lectores.
En
su misma privacidad, y observando lo que ocurría en la Guerra de los Mil Días,
podemos encontrar que “estaba prohibido ciertos tipos de lecturas, se les
editaba de contrabando, en ediciones pobrísimas, y, así mismo, se le leía de
contrabando y a escondidas.” (España,
2007, p. 189). La lectura se desarrolla según las necesidades de conocer casos
nuevos, leer nuevos escritores, conocer temas nacionales e internacionales,
todo funcionaba para informar, y eso era lo que en ciertos momentos el lector
buscaba fuera del círculo legal y estético. En estos momentos el lector era
rebelde, insurgente, revolucionario y las publicaciones debían expresarlo. Además,
es importante entender que en la historia de nuestra patria, los individuos que
vivenciaron el cambio de siglo vivían en una sensibilidad mayor debido a las
injurias de la guerra en el paso por su cotidianidad, por tanto, como lo
menciona España, cualquier verso los ponía a llorar. Y, además, surgía una
constante búsqueda de líneas que solventaran sus necesidades, por ello los
periódicos incluían cada vez más literatura y temas más sensibles que jugaban
con la manera de leer y de entender del público lector. Sin embargo, es el
mismo España quien nos dice que el público es quien escoge y forja sus
cantores, y no al revés. Empero, debemos ver este hecho sin verdades absolutas
y solo con forcejeos y luchas que pasaban del campo de batalla con machetes y
caballos a la lucha entre letras, tintas, velas y gafas entre el lector y el
editor, una definición de sus necesidades y sus búsquedas.
4.5 El lector y la pluma.
Otro
factor que debemos entender antes de terminar es la relación del lector con la
escritura, y si bien con infinidades de cosas las que podemos hablar al
respecto, sin contar con las que ya hemos resuelto, debemos rememorar que desde
los conflictos el desarrollo literario el lector tomó parte en la apuesta, el
relato de la guerra civil se configuró en crónicas de vivencias, diarios poesía
y cuentos; los que participaban en las letras improvisadas del campo de batalla
eran los soldados o por testigos vivenciales que no combatían, esto llevó a la
conformación de una biblioteca; y es que el lector es un escritor de sus
vivencias y busca plasmarlas y
transmitirlas.
Es
esta misma necesidad de publicaciones del lector en los medios que está leyendo
aparece la poesía de las mujeres como sueltos en periódicos que satisfacían las
necesidades del momento, no solo de sus lectores asiduos, sino también de la
familia en general que se presentaban a estas búsquedas de acreditación
particular con respecto a formas de llenarse a sí mismos como lectores,
críticos y escritores.
Como
ejemplo de la necesidad del lector por el debate y la escritura se puede
encontrar a Caro y su periódico que solo circulaba en su casa, en el cual solo
escribían él, sus hijos y algunos invitados especiales. Esto nos evidencia la
aparición de un lector asiduo a la escritura, se lee para escribir, se busca
entender para hacer que la crítica sea más larga, profunda y evidenciar
intelectualidad.
4.6 El resultado final.
Otro
aspecto que debemos observar es lo contrario a la censura, y es el
proteccionismo. En la constitución de 1886, en el artículo 35 se determinaba
con amplia visión un salvaguardo a las obras literarias, científicas y
artísticas, en él se establecen “como propiedad transferible por el tiempo de
vida del autor y 80 años más” Si bien existía la disposición legal para el
ordenamiento literario, el salvaguardo de nada servía porque no existía órganos
administrativos, jurídicos o legales que hicieran de esto una disposición real.
“Generalmente la emisión de una obra y su comercialización era una aventura
personal, la más riesgosa de todas”. Debido a la pasión del escritor como
lector, del querer ver sus ideas plasmadas el lector busca un espacio para
leerse a sí mismo, y si no lo consigue busca uno en el que haya alguien
parecido a él, alguien a quien admire, respete y siga (España, 2007, p.
268-269).
En
definitiva pudimos observar que el desarrollo del lector de periódico y de
cambio de siglo no se dio de una manera esporádica ni de generación espontánea,
fue el resultado de todo un proceso
editorial que determinó la manera en la cual los lectores tiene el acercamiento
a las letras y frases de los colaboradores, editores y partícipes en el
convenio que una editorial conlleva, en definitiva, observar al lector no es un
acto general, nos permite una percepción única que nos trae a la menta el
surgimiento de los individuos sistémicos que no son particulares en una sola
rama participativa, sin pasar a generalidades y reduccionismos en los que se
puede llegar a caer, es por ello que debemos cerrar con el número doce de Arte Gráfica, una revista de la Escuela
Tipográfica Salesiana, editada en 1934 en Bogotá en el cual la estética, la
información, la edición y el público fundamentan nuestro trabajo:
Si el siglo XIX fue llamado
el siglo de la luz, el actual, el XX, puede apedillarse el siglo del papel. El
libro es el verdadero propulsor del progreso; es el espíritu ajeno que entra en
vuestra casa, en vuestra alma, generando problemas de vida, centellas de
inteligencia.
Entre el pensamiento humano
y el libro – su forma artística e industrial- existe relación estrecha: a mayor
grado de civilización corresponde siempre mayor belleza del libro. […] Un libro
nítidamente impreso, cuidadosamente corregido y artísticamente encuadernado,
produce un goce estético incomparable…
Pero hay que tener en cuenta
una cosa que no debe ser olvidada; ara que el libro produzca goce con solo
verlo y tocarlo, es indispensable que sea una obra de arte, para lo cual es
preciso que el tipógrafo y el encuadernador trabajen con pasión y adornen su
obra de una aureola formada por el sentimiento artístico. Sin este sentimiento
no serán jamás sino simples obreros.
En
definitiva, el libro como periódico, y el periódico como producto editorial
genera en el lector la incesante búsqueda de lo bello en el momento preciso, un
juego de poder y placer entre información, estética, ostentación y gustos.
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